

Lilongwe, con 1.122.000 habitantes, es su capital y Blantyre, con 800.264 habitantes, es su principal centro industrial. El 20% del territorio nacional lo cumbre el lago Malawi.
Está entre los países menos desarrollados del continente. La agricultura es la base de su economía con una población altamente rural. Desde su independencia en 1964, depende de la ayuda exterior para cubrir sus necesidades económicas.
Sus habitantes se caracterizan por ser hospitalarios, sencillos y por rechazar todo conflicto. Con una esperanza de vida de unos 45 años y con el 51% de su población menor de 18 años, esta pequeña nación ha abierto sus fronteras a muchos refugiados de Mozambique, Ruanda y Zimbabwe. La deuda externa y la avalancha de refugiados frenaron su crecimiento económico en los años 90. A pesar de su pobreza Malawi ha gozado siempre del apoyo de naciones occidentales, en particular de Inglaterra y de los Estados Unidos.
Lazarus Chakwera, -pastor, teólogo y gran predicador de las Asambleas de Dios- fue elegido presidente de Malawi en junio del 2020. Preside un gobierno democrático y multipartidista.
Sequías, inundaciones y plagas
Malawi goza de dos estaciones bien definidas cada año: desde noviembre hasta marzo es el período de las lluvias -desde abril hasta octubre es el período seco-. El clima acostumbraba a ser muy regular en tiempos pasados: a finales de noviembre, apenas caían las primeras lluvias, los agricultores sembraban sus tierras y las cuidaban con esmero durante cuatro meses. A finales de abril o mayo vivían la alegría de las cosechas.
El clima era el termómetro de la abundancia o de la escasez -del hambre o la suficiencia alimentaria-. En países, como Malawi, en los que toda su economía está basada en la agricultura el clima se convierte en vida o muerte.
Las condiciones climatológicas han sufrido grandes cambios en nuestra región. Ciclones como Gombe, Idai, Ana y Freddy han sembrado muerte y dolor en muchas poblaciones de Malawi en la última década: el ciclón Freddy en marzo del 2023 causó en el sur de Malawi 676 muertos y más de 500 desaparecidos. Destruyó unas 202.000 hectáreas de cultivo y dejó sin hogar a más de 650.000 personas.
Estas catástrofes humanas pusieron también de relieve la nula preparación de nuestros gobiernos para aliviar el sufrimiento humano y minimizar en lo posible la enorme destrucción que producen estos desastres naturales.
Millones de personas vivieron también la triste realidad del hambre a principios del año 2024 por la sequía provocada por El Niño, que asoló buena parte del país. Más del 44% de la superficie de cultivo nacional sufrió los efectos de la sequía, lo que hizo que unos cinco millones de personas experimentaran una situación de inseguridad alimentaria.
Estas alarmantes circunstancias obligaron al presidente Chakwera a declarar -en marzo del 2024- el estado de emergencia y pedir ayuda a países donantes y Organizaciones Internacionales.
Hoy existen parámetros y gráficos climáticos que ayudan a pronosticar con precisión los elementos del tiempo meteorológico: Lo importante es informar a la población con claridad y antelación suficiente sobre los cambios climáticos que vayan a ocurrir.
Un informe del Banco Mundial nos recordaba hace dos años, cómo el cambio climático aumenta los riesgos para personas con discapacidad, y para personas ancianas con poca movilidad. En los desastres naturales mueren cuatro veces más personas de este grupo que jóvenes y personas sin discapacidad. Los medios de comunicación deben hacer un esfuerzo consciente para asegurarse de que las personas con discapacidad y las de edad avanzada reciban información sobre los cambios climáticos y asistencia en las intervenciones posteriores.
Grano de Ucrania
Zelenski, presidente de Ucrania, propuso en noviembre del 2022 un programa para exportar cereales de su país y aliviar así el hambre en regiones afectadas por el cambio climático u otros motivos. La propuesta, con el nombre de Grano de Ucrania, obtuvo la aprobación y el aplauso de varios países y organizaciones internacionales. La iniciativa de Zelenski tenía una doble finalidad: reactivaría la producción agrícola en su país, y al mismo tiempo mitigaría el impacto negativo que la invasión rusa de Ucrania provocaba a nivel mundial.
En noviembre del 2024 llegó un importante cargamento de maíz de Ucrania a Malawi, gracias a la solidaridad de naciones amigas como Francia, Corea, Países Bajos, y Suecia que, atentos a la petición de ayuda hecha por el presidente de Malawi, ayudaron colectivamente con la aportación de 15 millones de dólares. Se trata de un cargamento de 19.200 toneladas. A principios del 2025 comenzó la distribución del maíz en los pueblos más afectados por el ciclón El Niño. Tan solo en la aldea de Matola (región central del país) unas 700 personas se beneficiaron del grano ucraniano.
El grupo PMA (organización mundial de alimentos) trabaja tanto en la adquisición como en la distribución de esta y de otras ayudas que llegan al país. Los responsables de la organización creen que el cargamento procedente de Ucrania será suficiente para alimentar a unas 864.000 personas durante dos meses.
Este gesto de solidaridad supone un enorme alivio, aunque temporal, ya que miles y miles de personas desde el ciclón del año pasado han comido una sola vez al día y han dormido con el estómago vacío. Pero como decía, sonriente, el jefe de Mackenzie: «Sin el maíz de Ucrania, muchos habríamos muerto».
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Lilongwe, con 1.122.000 habitantes, es su capital y Blantyre, con 800.264 habitantes, es su principal centro industrial. El 20% del territorio nacional lo cumbre el lago Malawi.
Está entre los países menos desarrollados del continente. La agricultura es la base de su economía con una población altamente rural. Desde su independencia en 1964, depende de la ayuda exterior para cubrir sus necesidades económicas.
Sus habitantes se caracterizan por ser hospitalarios, sencillos y por rechazar todo conflicto. Con una esperanza de vida de unos 45 años y con el 51% de su población menor de 18 años, esta pequeña nación ha abierto sus fronteras a muchos refugiados de Mozambique, Ruanda y Zimbabwe. La deuda externa y la avalancha de refugiados frenaron su crecimiento económico en los años 90. A pesar de su pobreza Malawi ha gozado siempre del apoyo de naciones occidentales, en particular de Inglaterra y de los Estados Unidos.
Lazarus Chakwera, -pastor, teólogo y gran predicador de las Asambleas de Dios- fue elegido presidente de Malawi en junio del 2020. Preside un gobierno democrático y multipartidista.
Sequías, inundaciones y plagas
Malawi goza de dos estaciones bien definidas cada año: desde noviembre hasta marzo es el período de las lluvias -desde abril hasta octubre es el período seco-. El clima acostumbraba a ser muy regular en tiempos pasados: a finales de noviembre, apenas caían las primeras lluvias, los agricultores sembraban sus tierras y las cuidaban con esmero durante cuatro meses. A finales de abril o mayo vivían la alegría de las cosechas.
El clima era el termómetro de la abundancia o de la escasez -del hambre o la suficiencia alimentaria-. En países, como Malawi, en los que toda su economía está basada en la agricultura el clima se convierte en vida o muerte.
Las condiciones climatológicas han sufrido grandes cambios en nuestra región. Ciclones como Gombe, Idai, Ana y Freddy han sembrado muerte y dolor en muchas poblaciones de Malawi en la última década: el ciclón Freddy en marzo del 2023 causó en el sur de Malawi 676 muertos y más de 500 desaparecidos. Destruyó unas 202.000 hectáreas de cultivo y dejó sin hogar a más de 650.000 personas.
Estas catástrofes humanas pusieron también de relieve la nula preparación de nuestros gobiernos para aliviar el sufrimiento humano y minimizar en lo posible la enorme destrucción que producen estos desastres naturales.
Millones de personas vivieron también la triste realidad del hambre a principios del año 2024 por la sequía provocada por El Niño, que asoló buena parte del país. Más del 44% de la superficie de cultivo nacional sufrió los efectos de la sequía, lo que hizo que unos cinco millones de personas experimentaran una situación de inseguridad alimentaria.
Estas alarmantes circunstancias obligaron al presidente Chakwera a declarar -en marzo del 2024- el estado de emergencia y pedir ayuda a países donantes y Organizaciones Internacionales.
Hoy existen parámetros y gráficos climáticos que ayudan a pronosticar con precisión los elementos del tiempo meteorológico: Lo importante es informar a la población con claridad y antelación suficiente sobre los cambios climáticos que vayan a ocurrir.
Un informe del Banco Mundial nos recordaba hace dos años, cómo el cambio climático aumenta los riesgos para personas con discapacidad, y para personas ancianas con poca movilidad. En los desastres naturales mueren cuatro veces más personas de este grupo que jóvenes y personas sin discapacidad. Los medios de comunicación deben hacer un esfuerzo consciente para asegurarse de que las personas con discapacidad y las de edad avanzada reciban información sobre los cambios climáticos y asistencia en las intervenciones posteriores.
Grano de Ucrania
Zelenski, presidente de Ucrania, propuso en noviembre del 2022 un programa para exportar cereales de su país y aliviar así el hambre en regiones afectadas por el cambio climático u otros motivos. La propuesta, con el nombre de Grano de Ucrania, obtuvo la aprobación y el aplauso de varios países y organizaciones internacionales. La iniciativa de Zelenski tenía una doble finalidad: reactivaría la producción agrícola en su país, y al mismo tiempo mitigaría el impacto negativo que la invasión rusa de Ucrania provocaba a nivel mundial.
En noviembre del 2024 llegó un importante cargamento de maíz de Ucrania a Malawi, gracias a la solidaridad de naciones amigas como Francia, Corea, Países Bajos, y Suecia que, atentos a la petición de ayuda hecha por el presidente de Malawi, ayudaron colectivamente con la aportación de 15 millones de dólares. Se trata de un cargamento de 19.200 toneladas. A principios del 2025 comenzó la distribución del maíz en los pueblos más afectados por el ciclón El Niño. Tan solo en la aldea de Matola (región central del país) unas 700 personas se beneficiaron del grano ucraniano.
El grupo PMA (organización mundial de alimentos) trabaja tanto en la adquisición como en la distribución de esta y de otras ayudas que llegan al país. Los responsables de la organización creen que el cargamento procedente de Ucrania será suficiente para alimentar a unas 864.000 personas durante dos meses.
Este gesto de solidaridad supone un enorme alivio, aunque temporal, ya que miles y miles de personas desde el ciclón del año pasado han comido una sola vez al día y han dormido con el estómago vacío. Pero como decía, sonriente, el jefe de Mackenzie: «Sin el maíz de Ucrania, muchos habríamos muerto».