
LOM 1186 Abril de 2025
LOM 1186 Abril de 2025
LOM 1185 Marzo de 2025
LOM 1184 Febrero de 2025
LOM 1183 Enero de 2025
LOM 1181 Noviembre de 2024
LOM 1182 Diciembre de 2024
LOM 1180 Octubre de 2024
LOM 1179 Agosto-Septiembre 2024
LOM 1178 Julio de 2024
LOM 1177 Junio de 2024
LOM 1176 Mayo de 2024
LOM 1175 Abril de 2024
LOM 1174 Marzo de 2024
LOM 1173 Febrero de 2024
LOM 1172 Enero de 2024
LOM 1171 Diciembre de 2023
LOM 1170 Noviembre de 2023
LOM 1169 Octubre de 2023
LOM 1168 Agosto-Septiembre de 2023
LOM 1167 Julio de 2023
LOM 1166 Junio de 2023
LOM 1165 Mayo de 2023
LOM 1164 abril 2023
LOM 1163 Marzo de 2023
LOM 1162 Febrero de 2023
LOM 1161 Enero de 2023
LOM 1160 Diciembre 2022
LOM 1159 Noviembre 2022
LOM 1158 octubre 2022
LOM 1157 agosto 2022
LOM 1155 Junio de 2022
LOM 1154 Mayo de 2022
LOM 1153 Abril de 2022
LOM 1152 Marzo de 2022
LOM 1151 Febrero de 2022
LOM 1150 Enero de 2022
LOM 1142 abril 2021
LOM 1141 marzo 2021
LOM 1140 febrero 2021
LOM 1139 enero 2021
El día de Pentecostés, un grupo armado provocó una matanza de cristianos en una iglesia del suroeste de Nigeria. Esta noticia fue recogida por los medios de comunicación católicos pero silenciada por muchos medios generalistas importantes, como suele ser habitual.
Este tipo de ataques que sufren nuestros hermanos cristianos no han cesado, es más, en algunos países, tienen libertad para vivir su fe, pero sufren persecuciones y ataques por parte de grupos violentos que campan a sus anchas por aquellos países, como es el caso de Nigeria.
Son varias las reflexiones que me evocan estos hechos. La primera el gran testimonio de fe que nos ofrecen nuestros hermanos católicos. Vivir la fe, tanto personal como comunitaria, en contextos donde la iglesia católica es minoría y, en ocasiones, perseguida, resulta casi heroico. Es cierto, y nos entristece, que muchos cristianos han tenido que abandonar sus países por las persecuciones o presiones que estaban recibiendo, como es el caso tan llamativo en Medio Oriente. Otros, en cambio, se han quedado en sus países y en sus casas poniendo en riesgo sus vidas.
Es digno de alabar al Señor y darle gracias por su testimonio. Tenemos que orar para que el Espíritu Santo, siga acompañándolos y protegiéndoles, manteniéndoles en la unidad de la fe. Cuando leemos sus testimonios, estos hermanos nuestros, transmiten un gran amor al Señor y a su Iglesia. El centro de sus vidas es Jesús y viven desde Él y con Él. Han acogido en sus vidas el don de la fe y lo viven junto a su comunidad, siendo un pueblo unido en el amor y la esperanza. Estas comunidades son, en realidad, el signo visible de la iglesia que quiere el Señor.
Por otra parte, y como hemos denunciado en muchas ocasiones, en estas líneas, sorprende que los grupos armados tan presente en los países pobres y en vías de desarrollo, sigan actuando con la impunidad que se les caracteriza. Las autoridades, ante la magnitud de los hechos, responden rápidamente que los ataques violentos han sido perpetrados por unos grupos concretos. Ahora bien ¿qué esfuerzos están haciendo las instituciones locales e internacionales para detener a estos grupos?
Hoy día, las instituciones públicas disponen de grandes recursos técnicos y comunicativos para localizar a estos grupos armados, que están generando terror en miles de familias, todas ellas pobres. Es hora de denunciar estos silencios y la impasividad de algunas autoridades que lloran a los muertos pero que son incapaces de afrontar con seriedad y determinación el fin de estos grupos armados.
Encomendamos al Señor la vida de nuestros hermanos católicos que han dado su vida por amor a Dios y a sus hermanos. Su sangre martirizada, seguirá siendo semilla de nuevos cristianos.