

Había que traer al mundo el mayor número de bebés posible, para que sobrevivieran al menos unos pocos. La falta de hospitales e higiene hacía que casi el 50% de los bebés fallecieran antes de cumplir los cinco años.
La llegada de gobiernos colonizadores, y en especial la presencia de misioneros/as cristianos, cambiaron la situación sanitaria: se construyeron hospitales y dispensarios rurales que ayudaban la supervivencia de niños y adultos. Cada año bajaba el índice de mortalidad, en particular el de los bebés, pero las familias seguían buscando una prole numerosa.
En consecuencia, la mayoría de los países subsaharianos duplicaron su población en muy pocos años. Hasta el día de hoy África, con mucha diferencia de otros continentes, es donde más crece la población. El mundo occidental está alarmado por este crecimiento de la población en África. También nuestros gobernantes buscan cómo equilibrar un sano crecimiento económico-social y un adecuado ritmo de natalidad.
Tasas de crecimiento demográfico
Cada mujer africana tiene alrededor de 4,7 hijos de media, mientras cada mujer europea tan solo tiene 1,5 de media. El ritmo de natalidad es desigual dentro del mismo continente: mientras en la parte oriental 2,5 es el número de bebés por mujer, en la parte central y occidental sube hasta el 5,8 por cada mujer. Seis bebés es el promedio por cada mujer en Níger.
Mientras Europa necesita miles de inmigrantes cada año para mantener estable su población y para abastecer la mano de obra para sus industrias, África es incapaz de alimentar a sus propios hijos/as –dos de cada 10 africanos vive con hambre–.
De los nueve países que concentrarán la mitad del crecimiento de la población mundial de aquí al año 2050 cinco están en África: Nigeria, R.D. Congo, Etiopía, Tanzania y Uganda. Nuestro continente doblará sus 1.300 millones de habitantes, llegando a albergar 2.600 millones el año 2050.
La Conferencia Africana sobre Población, recientemente celebrada en Uganda, ha estudiado los problemas que plantea el actual ritmo de fertilidad sobre los esfuerzos de desarrollo en África. Ha analizado en profundidad los porqués del crecimiento y lo que se podría proponer para frenar la tendencia. La pregunta central sería: ¿Qué incentivos y estímulos se pueden y se deben usar para cambiar los patrones de fecundidad en África?
Los estímulos ideales serían los de una información seria sobre el tema, valorando siempre la decisión individual. Se podrían también usar incentivos económicos para promover una planificación familiar responsable, como se están aplicando actualmente en tres países subsaharianos: Kenia, Malawi y Zambia.
Las medidas coercitivas, como las usadas en China con la política de hijo único o la esterilización involuntaria de mujeres pobres en India, no tienen ni deben tener cabida en África.
Matrimonios prematuros
Como práctica tradicional dañina, el matrimonio infantil está prohibido por diferentes convenciones internacionales y regionales. Lo triste del caso es que, a pesar de la legislación, esta práctica sigue afectando a millones de niñas cada año. Entre los 20 países con mayor número de matrimonios infantiles, 15 son africanos.
La Carta Africana sobre Derechos y Bienestar del Niño (ACRWC, 1990) prohíbe «el compromiso matrimonial de los niños/as y pide medidas apropiadas para eliminar tal práctica». Hasta el día de hoy 32 países africanos han establecido en 18 años la edad mínima para contraer un matrimonio válido.
Entre los países que permiten el matrimonio infantil tenemos varios en África Occidental y Central. Más de 13 millones de niñas casadas viven en nuestro continente, esta cifra puede duplicarse en pocos años si las autoridades no toman medidas apropiadas para frenarlo.
En este momento hay en África 125 millones de niñas casadas antes de cumplir sus 18 años. Realidad preocupante si tenemos en cuenta que mientras en otras partes del mundo disminuye el número de matrimonios infantiles, en África se mantiene estable o incluso crece. El hecho de tener un bebé en edad prematura alarga en la mujer el período de posibles embarazos.
El matrimonio infantil es una flagrante violación de los derechos humanos: las niñas sufren violencia y discriminación, se les niega la libertad, el acceso a una adecuada educación y a la salud, y obstaculiza los esfuerzos por un desarrollo nacional estable.
Países de África con mayor tasa de matrimonios infantiles: en Níger la edad media del matrimonio es de 15,8 años, en Malawi 4 de cada 5 niñas no terminan su educación primaria, en Mozambique las niñas abandonan su educación escolar por violencia emocional, física y sexual.
En Zambia el 31% de las mujeres entre 20 y 24 años fueron casadas a los 18 años, en Tanzania el 60% de las mujeres entre 20 y 24 años fueron también casadas a los 18 años y no tuvieron acceso a una adecuada educación. Las niñas de Senegal y de Mali también sufren violencia y discriminación.
¿Cuál sería la solución?
Mientras algunos políticos y Organizaciones Internacionales abogan por el uso indiscriminado de condones y anticonceptivos para todas las mujeres en edad adulta, el papa Francisco habla de una «paternidad responsable»; lo hizo en enero del 2015 a bordo del avión de regreso de Filipinas a Roma.
Francisco resaltó la sabiduría de Pablo VI que quiso combatir el neomaltusianismo: teoría que dice que el exceso de bebés de las clases pobres es «un problema a solucionar». En esa misma rueda de prensa el papa resaltó que una media de tres bebés por familia sería el consejo de los maestros en la materia.
Unos pocos expertos consideran que el ritmo de natalidad en África no es algo extraordinario, se trataría de un ciclo normal por el que el mundo occidental ha pasado antes. En pocos años -sin introducir estímulos de ninguna clase- bajarán las tasas de natalidad en África, como ha ocurrido en otras muchas regiones del planeta. w
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Había que traer al mundo el mayor número de bebés posible, para que sobrevivieran al menos unos pocos. La falta de hospitales e higiene hacía que casi el 50% de los bebés fallecieran antes de cumplir los cinco años.
La llegada de gobiernos colonizadores, y en especial la presencia de misioneros/as cristianos, cambiaron la situación sanitaria: se construyeron hospitales y dispensarios rurales que ayudaban la supervivencia de niños y adultos. Cada año bajaba el índice de mortalidad, en particular el de los bebés, pero las familias seguían buscando una prole numerosa.
En consecuencia, la mayoría de los países subsaharianos duplicaron su población en muy pocos años. Hasta el día de hoy África, con mucha diferencia de otros continentes, es donde más crece la población. El mundo occidental está alarmado por este crecimiento de la población en África. También nuestros gobernantes buscan cómo equilibrar un sano crecimiento económico-social y un adecuado ritmo de natalidad.
Tasas de crecimiento demográfico
Cada mujer africana tiene alrededor de 4,7 hijos de media, mientras cada mujer europea tan solo tiene 1,5 de media. El ritmo de natalidad es desigual dentro del mismo continente: mientras en la parte oriental 2,5 es el número de bebés por mujer, en la parte central y occidental sube hasta el 5,8 por cada mujer. Seis bebés es el promedio por cada mujer en Níger.
Mientras Europa necesita miles de inmigrantes cada año para mantener estable su población y para abastecer la mano de obra para sus industrias, África es incapaz de alimentar a sus propios hijos/as –dos de cada 10 africanos vive con hambre–.
De los nueve países que concentrarán la mitad del crecimiento de la población mundial de aquí al año 2050 cinco están en África: Nigeria, R.D. Congo, Etiopía, Tanzania y Uganda. Nuestro continente doblará sus 1.300 millones de habitantes, llegando a albergar 2.600 millones el año 2050.
La Conferencia Africana sobre Población, recientemente celebrada en Uganda, ha estudiado los problemas que plantea el actual ritmo de fertilidad sobre los esfuerzos de desarrollo en África. Ha analizado en profundidad los porqués del crecimiento y lo que se podría proponer para frenar la tendencia. La pregunta central sería: ¿Qué incentivos y estímulos se pueden y se deben usar para cambiar los patrones de fecundidad en África?
Los estímulos ideales serían los de una información seria sobre el tema, valorando siempre la decisión individual. Se podrían también usar incentivos económicos para promover una planificación familiar responsable, como se están aplicando actualmente en tres países subsaharianos: Kenia, Malawi y Zambia.
Las medidas coercitivas, como las usadas en China con la política de hijo único o la esterilización involuntaria de mujeres pobres en India, no tienen ni deben tener cabida en África.
Matrimonios prematuros
Como práctica tradicional dañina, el matrimonio infantil está prohibido por diferentes convenciones internacionales y regionales. Lo triste del caso es que, a pesar de la legislación, esta práctica sigue afectando a millones de niñas cada año. Entre los 20 países con mayor número de matrimonios infantiles, 15 son africanos.
La Carta Africana sobre Derechos y Bienestar del Niño (ACRWC, 1990) prohíbe «el compromiso matrimonial de los niños/as y pide medidas apropiadas para eliminar tal práctica». Hasta el día de hoy 32 países africanos han establecido en 18 años la edad mínima para contraer un matrimonio válido.
Entre los países que permiten el matrimonio infantil tenemos varios en África Occidental y Central. Más de 13 millones de niñas casadas viven en nuestro continente, esta cifra puede duplicarse en pocos años si las autoridades no toman medidas apropiadas para frenarlo.
En este momento hay en África 125 millones de niñas casadas antes de cumplir sus 18 años. Realidad preocupante si tenemos en cuenta que mientras en otras partes del mundo disminuye el número de matrimonios infantiles, en África se mantiene estable o incluso crece. El hecho de tener un bebé en edad prematura alarga en la mujer el período de posibles embarazos.
El matrimonio infantil es una flagrante violación de los derechos humanos: las niñas sufren violencia y discriminación, se les niega la libertad, el acceso a una adecuada educación y a la salud, y obstaculiza los esfuerzos por un desarrollo nacional estable.
Países de África con mayor tasa de matrimonios infantiles: en Níger la edad media del matrimonio es de 15,8 años, en Malawi 4 de cada 5 niñas no terminan su educación primaria, en Mozambique las niñas abandonan su educación escolar por violencia emocional, física y sexual.
En Zambia el 31% de las mujeres entre 20 y 24 años fueron casadas a los 18 años, en Tanzania el 60% de las mujeres entre 20 y 24 años fueron también casadas a los 18 años y no tuvieron acceso a una adecuada educación. Las niñas de Senegal y de Mali también sufren violencia y discriminación.
¿Cuál sería la solución?
Mientras algunos políticos y Organizaciones Internacionales abogan por el uso indiscriminado de condones y anticonceptivos para todas las mujeres en edad adulta, el papa Francisco habla de una «paternidad responsable»; lo hizo en enero del 2015 a bordo del avión de regreso de Filipinas a Roma.
Francisco resaltó la sabiduría de Pablo VI que quiso combatir el neomaltusianismo: teoría que dice que el exceso de bebés de las clases pobres es «un problema a solucionar». En esa misma rueda de prensa el papa resaltó que una media de tres bebés por familia sería el consejo de los maestros en la materia.
Unos pocos expertos consideran que el ritmo de natalidad en África no es algo extraordinario, se trataría de un ciclo normal por el que el mundo occidental ha pasado antes. En pocos años -sin introducir estímulos de ninguna clase- bajarán las tasas de natalidad en África, como ha ocurrido en otras muchas regiones del planeta. w