

Ruanda atrajo, tristemente, la atención del mundo con motivo del genocidio perpetrado en su país entre el 7 de abril y el 15 de julio del 1994. Más de 800.000 Tutsis fueron asesinados por parte del gobierno Hutu y unos 2.000.000 más dejaron el país. La violencia sexual fue también generalizada, más de 300.000 mujeres fueron violadas durante el genocidio.
El año 2022 la escritora Inmaculada Ilibagiza ha publicada un libro titulado Salvada para Contarlo la joven autora analiza el antagonismo entre las diversas tribus y la tensión que se palpaba en el ambiente en los meses anteriores al genocidio. Relata un bonito detalle de su primer día en la escuela: el maestro empezó la clase pidiendo que los niños Hutu se pusieran de pie, seguidamente pidió lo mismo a los niños Tsutsi y Twa e iba subrayando cada nombre con un lápiz grandote. Como yo permanecía sentada, me preguntó: ¿tú Inmaculada a qué tribu perteneces? Al decirle que no lo sabía, me despachó de la escuela prohibiéndome volver a ella hasta que supiera a qué tribu pertenecía.
La lectura de Salvada para Contarlo me ha aclarado más sobre el genocidio, que todo lo que había leído y oído anteriormente.
Transformación económica
Pese a tratarse de un mercado tan reducido, Ruanda ha pasado de ser el escenario de un cruel genocidio a convertirse en una economía que crece imparable. En tan solo 25 años se ha convertido en uno de los mercados más favorables del mundo. La economía ruandesa ha crecido a una media superior al 7% anual en el último lustro.
El progreso social del país, al igual que su milagro económico, se identifican en gran medida con un político de enorme carisma, Paul Kagame. Joven militar, tutsi de raza, pero que se proclama a sí mismo como «ruandés» en alma y cuerpo. A sus 4 años escapó de su país y se refugió en Uganda. Allí fundó (1987) el (FPR) Frente Patriótico Ruandés, que luchó y puso fin a la campaña del genocidio en Ruanda.
A pesar de las acusaciones sobre su responsabilidad en el derribo del avión que fue la chispa que incendió el genocidio, Paul Kagame se convirtió en Presidente de Ruanda a sus 44 años de edad el año 2000. En agosto del 2003 ganó en las urnas por abrumadora mayoría, y fue reelegido el año 2010. El año 2017 obtuvo un tercer término presidencial con el 98% de los votos.
Desde un principio ganó la aprobación y apoyo del gobierno francés y la simpatía de los políticos pro-occidentales. Lideró la transición del país, apoyó decididamente la presencia de mujeres en el Parlamento y en todas las instituciones gubernamentales y en pocos años ha hecho de Ruanda una nación estable, segura y de tolerancia cero a la corrupción.
Hasta el año 2000 la agricultura era el sector líder del comercio nacional. Las nuevas estructuras para el turismo y los servicios financieros, introducidos por el gobierno cambiaron el panorama económico y comercial del país. El turismo ha reducido la dependencia económica de la producción agrícola. También la minería ha experimentado enormes progresos, extrae minerales como la casiterita de estaño, el tantalio y el wolframio de tungsteno. El año 2017 sus exportaciones minerales sumaron el 15% de sus exportaciones globales. En la actualidad la minería se ha convertido en su segunda fuente de ingresos, siguiente al turismo.
El año 2018 se firmó en Kigali el tratado de libre comercio, que juntamente con la eficacia de su administración gubernamental, han hecho de Ruanda un país ideal para crear empresas y hacer negocios. La presencia femenina en las instituciones, las políticas de reconciliación implantadas y la ausencia de todo tipo de corrupción han ayudado también a esta atmósfera propicia para la inversión extranjera y el crecimiento. Kigali, su capital, actúa como vigoroso centro financiero.
Las sombras del éxito
En marzo de este mismo año la periodista británica M. Wrong ha publicado un libro de 500 páginas en las que analiza en profundidad la personalidad de Paul Kagame y sus largos años de presidencia en Ruanda. Frente a la leyenda del héroe que puso fin a un genocidio, Wrong describe matanzas indiscriminadas dentro y fuera de Ruanda.
En contraposición al estadista que rescata a su país de la pobreza, desfilan por el libro varios expertos que cuestionan la veracidad de las estadísticas nacionales. Y frente al modelo de líder intachable e incorruptible, se describe la injerencia criminal y codiciosa de su régimen en la RD del Congo.
El Estado capitaliza una parte importante de empresas en el país: dos compañías aéreas, la distribuidora nacional de agua, compañías constructoras y la cadena de hoteles Serena. El producto interior bruto ruandés creció en un 8% entre los años 2001 y 2012. La distribución de la riqueza, sin embargo, es cuestionable. Podríamos hablar de un verdadero milagro económico, de no ser porque casi el 50% de la riqueza se concentra en manos de un 5% de la población. El salario medio es de unos 400 dólares mensuales, unos pocos ganan unos 700, pero casi la mitad de la población de Ruanda malvive con dos dólares al día. La desigualdad entre ricos y pobres es palpable.
Ruanda, sin apenas minas de coltán en su territorio, es un importante exportador de este raro y costoso mineral ¿Dónde lo produce? Parece que unas 40 bandas de militares ruandeses, apoyadas por Kagame, merodean y fuerzan a obreros locales a trabajar en minas del Kivu Norte y Kivu Sur y otras regiones fronterizas de la R.D. del Congo y envían regularmente fuertes cantidades de coltán a Kigali.
Desde el año 2014 Ruanda es el mayor exportador de coltán en el mundo, aunque se sabe que el 80% de este precioso y raro metal solo se encuentra en la R. D. del Congo. El gobierno embolsa una millonada gracias a los yacimientos de coltán de su vecino.
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Ruanda atrajo, tristemente, la atención del mundo con motivo del genocidio perpetrado en su país entre el 7 de abril y el 15 de julio del 1994. Más de 800.000 Tutsis fueron asesinados por parte del gobierno Hutu y unos 2.000.000 más dejaron el país. La violencia sexual fue también generalizada, más de 300.000 mujeres fueron violadas durante el genocidio.
El año 2022 la escritora Inmaculada Ilibagiza ha publicada un libro titulado Salvada para Contarlo la joven autora analiza el antagonismo entre las diversas tribus y la tensión que se palpaba en el ambiente en los meses anteriores al genocidio. Relata un bonito detalle de su primer día en la escuela: el maestro empezó la clase pidiendo que los niños Hutu se pusieran de pie, seguidamente pidió lo mismo a los niños Tsutsi y Twa e iba subrayando cada nombre con un lápiz grandote. Como yo permanecía sentada, me preguntó: ¿tú Inmaculada a qué tribu perteneces? Al decirle que no lo sabía, me despachó de la escuela prohibiéndome volver a ella hasta que supiera a qué tribu pertenecía.
La lectura de Salvada para Contarlo me ha aclarado más sobre el genocidio, que todo lo que había leído y oído anteriormente.
Transformación económica
Pese a tratarse de un mercado tan reducido, Ruanda ha pasado de ser el escenario de un cruel genocidio a convertirse en una economía que crece imparable. En tan solo 25 años se ha convertido en uno de los mercados más favorables del mundo. La economía ruandesa ha crecido a una media superior al 7% anual en el último lustro.
El progreso social del país, al igual que su milagro económico, se identifican en gran medida con un político de enorme carisma, Paul Kagame. Joven militar, tutsi de raza, pero que se proclama a sí mismo como «ruandés» en alma y cuerpo. A sus 4 años escapó de su país y se refugió en Uganda. Allí fundó (1987) el (FPR) Frente Patriótico Ruandés, que luchó y puso fin a la campaña del genocidio en Ruanda.
A pesar de las acusaciones sobre su responsabilidad en el derribo del avión que fue la chispa que incendió el genocidio, Paul Kagame se convirtió en Presidente de Ruanda a sus 44 años de edad el año 2000. En agosto del 2003 ganó en las urnas por abrumadora mayoría, y fue reelegido el año 2010. El año 2017 obtuvo un tercer término presidencial con el 98% de los votos.
Desde un principio ganó la aprobación y apoyo del gobierno francés y la simpatía de los políticos pro-occidentales. Lideró la transición del país, apoyó decididamente la presencia de mujeres en el Parlamento y en todas las instituciones gubernamentales y en pocos años ha hecho de Ruanda una nación estable, segura y de tolerancia cero a la corrupción.
Hasta el año 2000 la agricultura era el sector líder del comercio nacional. Las nuevas estructuras para el turismo y los servicios financieros, introducidos por el gobierno cambiaron el panorama económico y comercial del país. El turismo ha reducido la dependencia económica de la producción agrícola. También la minería ha experimentado enormes progresos, extrae minerales como la casiterita de estaño, el tantalio y el wolframio de tungsteno. El año 2017 sus exportaciones minerales sumaron el 15% de sus exportaciones globales. En la actualidad la minería se ha convertido en su segunda fuente de ingresos, siguiente al turismo.
El año 2018 se firmó en Kigali el tratado de libre comercio, que juntamente con la eficacia de su administración gubernamental, han hecho de Ruanda un país ideal para crear empresas y hacer negocios. La presencia femenina en las instituciones, las políticas de reconciliación implantadas y la ausencia de todo tipo de corrupción han ayudado también a esta atmósfera propicia para la inversión extranjera y el crecimiento. Kigali, su capital, actúa como vigoroso centro financiero.
Las sombras del éxito
En marzo de este mismo año la periodista británica M. Wrong ha publicado un libro de 500 páginas en las que analiza en profundidad la personalidad de Paul Kagame y sus largos años de presidencia en Ruanda. Frente a la leyenda del héroe que puso fin a un genocidio, Wrong describe matanzas indiscriminadas dentro y fuera de Ruanda.
En contraposición al estadista que rescata a su país de la pobreza, desfilan por el libro varios expertos que cuestionan la veracidad de las estadísticas nacionales. Y frente al modelo de líder intachable e incorruptible, se describe la injerencia criminal y codiciosa de su régimen en la RD del Congo.
El Estado capitaliza una parte importante de empresas en el país: dos compañías aéreas, la distribuidora nacional de agua, compañías constructoras y la cadena de hoteles Serena. El producto interior bruto ruandés creció en un 8% entre los años 2001 y 2012. La distribución de la riqueza, sin embargo, es cuestionable. Podríamos hablar de un verdadero milagro económico, de no ser porque casi el 50% de la riqueza se concentra en manos de un 5% de la población. El salario medio es de unos 400 dólares mensuales, unos pocos ganan unos 700, pero casi la mitad de la población de Ruanda malvive con dos dólares al día. La desigualdad entre ricos y pobres es palpable.
Ruanda, sin apenas minas de coltán en su territorio, es un importante exportador de este raro y costoso mineral ¿Dónde lo produce? Parece que unas 40 bandas de militares ruandeses, apoyadas por Kagame, merodean y fuerzan a obreros locales a trabajar en minas del Kivu Norte y Kivu Sur y otras regiones fronterizas de la R.D. del Congo y envían regularmente fuertes cantidades de coltán a Kigali.
Desde el año 2014 Ruanda es el mayor exportador de coltán en el mundo, aunque se sabe que el 80% de este precioso y raro metal solo se encuentra en la R. D. del Congo. El gobierno embolsa una millonada gracias a los yacimientos de coltán de su vecino.