

Los medios de comunicación, particularmente los extranjeros, presentan una imagen negativa de los jóvenes africanos. Los ven como víctimas de conflictos, excesivamente pasivos, presa fácil de mafias y grupos violentos.
Por supuesto que la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades hacen mella en nuestros jóvenes y hay algunos que se dejan vencer por el desencanto, pero muchos más encaran el día a día con entusiasmo y alegría. La mayoría de la juventud africana rechaza la violencia, busca crear oportunidades y lucha por la paz.
La juventud vista por los cineastas
Un buen número de documentales y películas de productores africanos, en su afán por mostrar la realidad del continente, se interesan por la situación de los jóvenes en sus respectivos países.
Faissol Gnonlonfil, nacido en Benín, nos recuerda en sus documentales que «la juventud tiene que espabilarse para sobrevivir». Amina Weira filmó en 2016 un documental sobre la explotación de uranio en Arlit, norte de Níger. El director burundés Eddy Munyaneza nos presenta las manifestaciones en las calles de Buyumbura contra el presidente del país, mientras Joel Akafou nos muestra la realidad de un grupo de jóvenes de entre 15 y 20 años en Costa de Marfil.
Los cuatro documentales mencionados están filmados en la región francófona de África y nos ofrecen un bonito mosaico de la juventud en Benín, Togo, Senegal, Burkina, Níger, Camerún, Costa de Marfil o Burundi. Aunque los valores culturales de cada nación sean únicos, hay características que comparten todos los jóvenes con cada vez menos deferencias entre los de un país y otro.
La mayoría de los líderes políticos en África se eternizan y pasan de los 60 años, mientras el 70% de su población no llega a los 30 años. Los jóvenes se sienten ignorados porque la diferencia generacional entre ellos y sus líderes es abismal.
La juventud africana tiene suficiente potencial para superar sus carencias a través de la educación. Invertir en una educación de calidad es esencial para aprovechar todo este potencial. Para lograrlo los gobiernos y la comunidad internacional deben colaborar y crear un entorno propicio que brinde a los jóvenes africanos las oportunidades necesarias para prosperar.
Otra característica de nuestra juventud es que respetan y valoran sus creencias religiosas (cristianas, mahometanas o tradicionales). Aunque a veces mezclan sus creencias y valores ancestrales con las que reciben tanto en las escuelas como en los distintos centros religiosos.
Los cuatro documentales mencionados y otros muchos, que van apareciendo, retratan la realidad de los jóvenes del continente: sus frustraciones, sus esfuerzos y sus sueños. No es algo para lo que los directores y productores de los distintos países se hayan puesto de acuerdo, se trata de algo que surge espontáneamente en la mente y el corazón de los cineastas.
Previsión de futuro de la ONU
Los expertos han realizado serios estudios, basados principalmente en la tasa global de fecundidad (TGF), para calcular cómo será el mundo a finales de este siglo. Para que la población del planeta se mantenga estable el promedio de nacimientos tendría que ser de 2,1 por cada mujer. Es lo que los científicos llaman la «fecundidad de reemplazo».
Nuestra especie –el homo sapiens– se originó en África y este mismo continente es hoy la esperanza de futuro para la humanidad. En tan solo 30 años una de cada cuatro personas en el planeta será africana. Mientras en Asia y Europa la población joven se reducirá entre un 21 y 28% en África se duplicará su número.
Los métodos anticonceptivos, el desarrollo profesional de las mujeres y otras muchas razones han hecho que el índice de nacimientos haya bajado a menos de la mitad. Hoy más del 50% de la población mundial vive en países donde la fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo.
Según un estudio de la revista, The Lancet, a finales de este siglo 183 países tendrán una tasa de fertilidad por debajo de los niveles requeridos para reemplazar su población. Tan solo 12 naciones del planeta -todas ellas en África– mantendrán o aumentarán su población.
Los expertos del grupo TGF afirman que el año 1950 las mujeres tenían un promedio de 5 hijos por cabeza, y esto hizo que la población del mundo se triplicara en menos de un siglo. Hoy casi llegamos a los 8 mil millones. El año 2100 los seres humanos llegaremos al tope de los 10 mil millones, para luego iniciar un fuerte declive o disminución. ¿Cómo sobrevivirá la raza humana si cada vez hay menos personas jóvenes con capacidad de procrear?
En este contexto muchos científicos miran con interés a la región subsahariana, donde la población crece imparable. Antes del 2050 la población de África se habrá duplicado llegando a los 2.500 millones y el 60% de ellos tendrán menos de 30 años. El crecimiento poblacional de nuestro continente es dos veces más veloz que el de Asia y casi tres veces más que el de América Latina. La juventud africana es, sin duda alguna, la esperanza de la humanidad.
Los jóvenes en la literatura africana
Hay un resurgir importante en el campo de las artes y la literatura en África. Aparecen nuevos libros con variedad de temas y estilos, pero apenas encontramos uno solo que no hable de la juventud. Se trata de un tema recurrente para nuestros autores, que analizan con más o menos acierto la mente de nuestros jóvenes y describen su presente y futuro.
Obi Onyeigwe y Celina del Felice sobresalen sobre todos los demás. Ambos, en colaboración, han dedicado muchas horas a la juventud y han publicado el mejor libro sobre el tema: «La Juventud en África. Impulsora del Cambio».
Nos presentan asociaciones de jóvenes emprendedores, amantes de la paz y que trabajan por un futuro mejor. Chicas que luchan por sus derechos con enorme valentía. Jóvenes discapacitados que no se resignan a ser excluidos en la sociedad.
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Los medios de comunicación, particularmente los extranjeros, presentan una imagen negativa de los jóvenes africanos. Los ven como víctimas de conflictos, excesivamente pasivos, presa fácil de mafias y grupos violentos.
Por supuesto que la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades hacen mella en nuestros jóvenes y hay algunos que se dejan vencer por el desencanto, pero muchos más encaran el día a día con entusiasmo y alegría. La mayoría de la juventud africana rechaza la violencia, busca crear oportunidades y lucha por la paz.
La juventud vista por los cineastas
Un buen número de documentales y películas de productores africanos, en su afán por mostrar la realidad del continente, se interesan por la situación de los jóvenes en sus respectivos países.
Faissol Gnonlonfil, nacido en Benín, nos recuerda en sus documentales que «la juventud tiene que espabilarse para sobrevivir». Amina Weira filmó en 2016 un documental sobre la explotación de uranio en Arlit, norte de Níger. El director burundés Eddy Munyaneza nos presenta las manifestaciones en las calles de Buyumbura contra el presidente del país, mientras Joel Akafou nos muestra la realidad de un grupo de jóvenes de entre 15 y 20 años en Costa de Marfil.
Los cuatro documentales mencionados están filmados en la región francófona de África y nos ofrecen un bonito mosaico de la juventud en Benín, Togo, Senegal, Burkina, Níger, Camerún, Costa de Marfil o Burundi. Aunque los valores culturales de cada nación sean únicos, hay características que comparten todos los jóvenes con cada vez menos deferencias entre los de un país y otro.
La mayoría de los líderes políticos en África se eternizan y pasan de los 60 años, mientras el 70% de su población no llega a los 30 años. Los jóvenes se sienten ignorados porque la diferencia generacional entre ellos y sus líderes es abismal.
La juventud africana tiene suficiente potencial para superar sus carencias a través de la educación. Invertir en una educación de calidad es esencial para aprovechar todo este potencial. Para lograrlo los gobiernos y la comunidad internacional deben colaborar y crear un entorno propicio que brinde a los jóvenes africanos las oportunidades necesarias para prosperar.
Otra característica de nuestra juventud es que respetan y valoran sus creencias religiosas (cristianas, mahometanas o tradicionales). Aunque a veces mezclan sus creencias y valores ancestrales con las que reciben tanto en las escuelas como en los distintos centros religiosos.
Los cuatro documentales mencionados y otros muchos, que van apareciendo, retratan la realidad de los jóvenes del continente: sus frustraciones, sus esfuerzos y sus sueños. No es algo para lo que los directores y productores de los distintos países se hayan puesto de acuerdo, se trata de algo que surge espontáneamente en la mente y el corazón de los cineastas.
Previsión de futuro de la ONU
Los expertos han realizado serios estudios, basados principalmente en la tasa global de fecundidad (TGF), para calcular cómo será el mundo a finales de este siglo. Para que la población del planeta se mantenga estable el promedio de nacimientos tendría que ser de 2,1 por cada mujer. Es lo que los científicos llaman la «fecundidad de reemplazo».
Nuestra especie –el homo sapiens– se originó en África y este mismo continente es hoy la esperanza de futuro para la humanidad. En tan solo 30 años una de cada cuatro personas en el planeta será africana. Mientras en Asia y Europa la población joven se reducirá entre un 21 y 28% en África se duplicará su número.
Los métodos anticonceptivos, el desarrollo profesional de las mujeres y otras muchas razones han hecho que el índice de nacimientos haya bajado a menos de la mitad. Hoy más del 50% de la población mundial vive en países donde la fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo.
Según un estudio de la revista, The Lancet, a finales de este siglo 183 países tendrán una tasa de fertilidad por debajo de los niveles requeridos para reemplazar su población. Tan solo 12 naciones del planeta -todas ellas en África– mantendrán o aumentarán su población.
Los expertos del grupo TGF afirman que el año 1950 las mujeres tenían un promedio de 5 hijos por cabeza, y esto hizo que la población del mundo se triplicara en menos de un siglo. Hoy casi llegamos a los 8 mil millones. El año 2100 los seres humanos llegaremos al tope de los 10 mil millones, para luego iniciar un fuerte declive o disminución. ¿Cómo sobrevivirá la raza humana si cada vez hay menos personas jóvenes con capacidad de procrear?
En este contexto muchos científicos miran con interés a la región subsahariana, donde la población crece imparable. Antes del 2050 la población de África se habrá duplicado llegando a los 2.500 millones y el 60% de ellos tendrán menos de 30 años. El crecimiento poblacional de nuestro continente es dos veces más veloz que el de Asia y casi tres veces más que el de América Latina. La juventud africana es, sin duda alguna, la esperanza de la humanidad.
Los jóvenes en la literatura africana
Hay un resurgir importante en el campo de las artes y la literatura en África. Aparecen nuevos libros con variedad de temas y estilos, pero apenas encontramos uno solo que no hable de la juventud. Se trata de un tema recurrente para nuestros autores, que analizan con más o menos acierto la mente de nuestros jóvenes y describen su presente y futuro.
Obi Onyeigwe y Celina del Felice sobresalen sobre todos los demás. Ambos, en colaboración, han dedicado muchas horas a la juventud y han publicado el mejor libro sobre el tema: «La Juventud en África. Impulsora del Cambio».
Nos presentan asociaciones de jóvenes emprendedores, amantes de la paz y que trabajan por un futuro mejor. Chicas que luchan por sus derechos con enorme valentía. Jóvenes discapacitados que no se resignan a ser excluidos en la sociedad.