

El país, que gozaba de un crecimiento económico del 7% anual, encara enormes dificultades en estos dos últimos años. El cólera y el ciclón, además de sembrar el dolor y la muerte en su población, frenarán en buena medida su crecimiento económico.
Brote mortífero del cólera
A finales de febrero del 2022 se conoció el primer caso de cólera en Machinga. Fue el comienzo del brote más mortífero que ha conocido Malawi, y ha dejado a unos cinco millones de personas, en 15 distritos del país, en necesidad de urgente asistencia médica. Fue declarado como «desastre nacional” en marzo del mismo año. Son más de 50.000 las personas contagiadas y el número de fallecidos, de momento, unas 1.500. El índice de mortandad es algo superior al 3% de los contagios.
La última vez que la población sufrió otro importante brote de cólera fue en el año 2001, que registró 33.000 casos y algo más de 1.000 muertes. Este último ha superado con creces tanto las muertes como los contagios.
En los primeros meses del 2022 la escalada de contagios se mantuvo en unos 60 por mes, en octubre se contabilizaron 800. En noviembre, con el comienzo del período de lluvias, la escalada aumentó drásticamente llegando a 4.700 contagios en un solo mes. Desde enero del 2023 la situación se ha vuelto catastrófica: los 29 distritos del país sufren el impacto, las comunidades cercanas a los lagos Malawi, Malombe, Chiuta y Chilwa son las más castigadas.
Tres distritos –Mangochi, Lilongwe y Blantyre– han tenido 23.000 casos, casi el 50% de todos los contagios. Lilongwe, la ciudad capital, es donde ha habido más muertes por cólera, pues supera ya las 450. Hasta el día de hoy, abril del 2023, los niños son los más afectados.
El país acoge también a unos 57.000 refugiados, que sufren también el impacto de esta ola de cólera; la mayoría de ellos viven acinados en el campo de refugiados de Dzaleka, donde los espacios son reducidos y hay poca higiene.
El ministerio de educación ha pospuesto la apertura de las escuelas en Blantyre y Lilongwe, las dos ciudades más pobladas del país. Unos 923.000 estudiantes de primaria y 55.600 de secundaria han abandonado las aulas escolares desde enero del 2023.
Freddy, el ciclón de los grandes récords
Este fenómeno tropical, duradero, poderoso y letal comenzó el 4 de febrero del 2023 y ha seguido sembrando el pánico hasta el 18 de marzo, por lo que es el ciclón más duradero registrado en la historia.
Comenzó como una perturbación climática en las costas de Australia y convertido muy pronto en ciclón cruzó el océano Índico para llegar a las costas de Madagascar. De Madagascar pasó a Mozambique y de allí al sur de Malawi, un largo recorrido de más de 10.000 kilómetros. Cambió también de intensidad varias veces, había veces que parecía amainarse para en pocas horas pasar de nuevo a categorías muy peligrosas.
En su largo recorrido dejó mucha desolación y más de 900 muertes: 198 en Mozambique, 27 en Madagascar, dos en Zimbabwe y una en Isla Mauricio. Malawi se llevó la peor parte con 672 personas muertas y otras tantas más desaparecidas.
Fue a primeros de marzo cuando el destructivo ciclón azotó toda la parte sur de Malawi. Fueron ocho largos días de fuertes e ininterrumpidas lluvias que llenaron de pánico y muerte la ciudad de Blantyre y todas las pequeñas poblaciones de la región sur del país.
Los primeros días de lluvia la gente trataba de mantener en pie sus chozas, construidas con ladrillos de barro seco, mientras veían cómo caían los árboles y volaban los tejados. Los riachuelos, secos durante la mayor parte del año, iban creciendo imparables de hora en hora. Veían también con dolor cómo la esperanza de sus cosechas desaparecía río abajo, hacia el Zambezi en Mozambique. Hermosos maizales en flor, y huertas de cacahuetes y tabaco, a punto de madurar, todo desaparecía sin poder hacer nada para evitarlo.
Lo más amargo llegó hacia el sexto día de lluvias. Dos corrimientos de tierra sepultaron un buen número de chozas y destrozaron poblaciones enteras: el primero ocurrió en el monte Soche, sembrando el dolor en la parte vieja de la ciudad de Blantyre, particularmente en la parte de Chilowe y Soche. El segundo ocurrió en el monte Mlanje sepultando bajo tierra parte de la ciudad de Phalombe. Hubo también otros corrimientos menores.
Más de 570.000 personas se han visto obligadas a desplazarse y residen en situación muy precaria en 576 pequeños campamentos. El presidente de Malawi, Lazarus Chakuera, describió el ciclón Freddy como «el desastre más devastador” que ha experimentado el país y pidió una inmediata ayuda internacional.
Malawi necesita ayuda
En noviembre del 2022 se celebró en Egipto la 27 Conferencia sobre el «cambio climático», en esa conferencia el presidente de Malawi dijo unas palabras que confirman su significado tras el desastre del ciclón: «A pesar de nuestra contribución marginal al calentamiento global, seguimos soportando la peor parte del impacto del cambio climático». La combinación del cólera y del ciclón ha dejado a Malawi como país herido y necesitado de ayuda internacional.
Apenas habían amainado las tormentas, Organizaciones como, Plan Internacional y otras agencias de las Naciones Unidas empezaron a trabajar juntamente con el gobierno de Malawi para habilitar centros de acogida para el medio millón de personas desplazadas. La mayor parte de estos centros se ubican en los distritos más afectados por el ciclón: Nsanje, Chikwawa y Mulanje. El gobierno de Canadá ha destinado ocho millones de dólares para los damnificados en Malawi.
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El país, que gozaba de un crecimiento económico del 7% anual, encara enormes dificultades en estos dos últimos años. El cólera y el ciclón, además de sembrar el dolor y la muerte en su población, frenarán en buena medida su crecimiento económico.
Brote mortífero del cólera
A finales de febrero del 2022 se conoció el primer caso de cólera en Machinga. Fue el comienzo del brote más mortífero que ha conocido Malawi, y ha dejado a unos cinco millones de personas, en 15 distritos del país, en necesidad de urgente asistencia médica. Fue declarado como «desastre nacional” en marzo del mismo año. Son más de 50.000 las personas contagiadas y el número de fallecidos, de momento, unas 1.500. El índice de mortandad es algo superior al 3% de los contagios.
La última vez que la población sufrió otro importante brote de cólera fue en el año 2001, que registró 33.000 casos y algo más de 1.000 muertes. Este último ha superado con creces tanto las muertes como los contagios.
En los primeros meses del 2022 la escalada de contagios se mantuvo en unos 60 por mes, en octubre se contabilizaron 800. En noviembre, con el comienzo del período de lluvias, la escalada aumentó drásticamente llegando a 4.700 contagios en un solo mes. Desde enero del 2023 la situación se ha vuelto catastrófica: los 29 distritos del país sufren el impacto, las comunidades cercanas a los lagos Malawi, Malombe, Chiuta y Chilwa son las más castigadas.
Tres distritos –Mangochi, Lilongwe y Blantyre– han tenido 23.000 casos, casi el 50% de todos los contagios. Lilongwe, la ciudad capital, es donde ha habido más muertes por cólera, pues supera ya las 450. Hasta el día de hoy, abril del 2023, los niños son los más afectados.
El país acoge también a unos 57.000 refugiados, que sufren también el impacto de esta ola de cólera; la mayoría de ellos viven acinados en el campo de refugiados de Dzaleka, donde los espacios son reducidos y hay poca higiene.
El ministerio de educación ha pospuesto la apertura de las escuelas en Blantyre y Lilongwe, las dos ciudades más pobladas del país. Unos 923.000 estudiantes de primaria y 55.600 de secundaria han abandonado las aulas escolares desde enero del 2023.
Freddy, el ciclón de los grandes récords
Este fenómeno tropical, duradero, poderoso y letal comenzó el 4 de febrero del 2023 y ha seguido sembrando el pánico hasta el 18 de marzo, por lo que es el ciclón más duradero registrado en la historia.
Comenzó como una perturbación climática en las costas de Australia y convertido muy pronto en ciclón cruzó el océano Índico para llegar a las costas de Madagascar. De Madagascar pasó a Mozambique y de allí al sur de Malawi, un largo recorrido de más de 10.000 kilómetros. Cambió también de intensidad varias veces, había veces que parecía amainarse para en pocas horas pasar de nuevo a categorías muy peligrosas.
En su largo recorrido dejó mucha desolación y más de 900 muertes: 198 en Mozambique, 27 en Madagascar, dos en Zimbabwe y una en Isla Mauricio. Malawi se llevó la peor parte con 672 personas muertas y otras tantas más desaparecidas.
Fue a primeros de marzo cuando el destructivo ciclón azotó toda la parte sur de Malawi. Fueron ocho largos días de fuertes e ininterrumpidas lluvias que llenaron de pánico y muerte la ciudad de Blantyre y todas las pequeñas poblaciones de la región sur del país.
Los primeros días de lluvia la gente trataba de mantener en pie sus chozas, construidas con ladrillos de barro seco, mientras veían cómo caían los árboles y volaban los tejados. Los riachuelos, secos durante la mayor parte del año, iban creciendo imparables de hora en hora. Veían también con dolor cómo la esperanza de sus cosechas desaparecía río abajo, hacia el Zambezi en Mozambique. Hermosos maizales en flor, y huertas de cacahuetes y tabaco, a punto de madurar, todo desaparecía sin poder hacer nada para evitarlo.
Lo más amargo llegó hacia el sexto día de lluvias. Dos corrimientos de tierra sepultaron un buen número de chozas y destrozaron poblaciones enteras: el primero ocurrió en el monte Soche, sembrando el dolor en la parte vieja de la ciudad de Blantyre, particularmente en la parte de Chilowe y Soche. El segundo ocurrió en el monte Mlanje sepultando bajo tierra parte de la ciudad de Phalombe. Hubo también otros corrimientos menores.
Más de 570.000 personas se han visto obligadas a desplazarse y residen en situación muy precaria en 576 pequeños campamentos. El presidente de Malawi, Lazarus Chakuera, describió el ciclón Freddy como «el desastre más devastador” que ha experimentado el país y pidió una inmediata ayuda internacional.
Malawi necesita ayuda
En noviembre del 2022 se celebró en Egipto la 27 Conferencia sobre el «cambio climático», en esa conferencia el presidente de Malawi dijo unas palabras que confirman su significado tras el desastre del ciclón: «A pesar de nuestra contribución marginal al calentamiento global, seguimos soportando la peor parte del impacto del cambio climático». La combinación del cólera y del ciclón ha dejado a Malawi como país herido y necesitado de ayuda internacional.
Apenas habían amainado las tormentas, Organizaciones como, Plan Internacional y otras agencias de las Naciones Unidas empezaron a trabajar juntamente con el gobierno de Malawi para habilitar centros de acogida para el medio millón de personas desplazadas. La mayor parte de estos centros se ubican en los distritos más afectados por el ciclón: Nsanje, Chikwawa y Mulanje. El gobierno de Canadá ha destinado ocho millones de dólares para los damnificados en Malawi.