

La falta de agua, que se agudiza año tras año desde el 2017 hasta hoy, ha causado la muerte de miles y miles de cabezas de ganado y ha obligado a desplazarse a muchos miles de personas.
La mejor noticia del año para la región ha sido que en agosto del 2022 llegó al puerto de Yibuti un carguero con 23.000 toneladas de cereales desde Ucrania. La peor fue el anuncio oficial de una nueva sequía tras cuatro años sin apenas lluvia.
La dimensión del problema es desoladora. La ONU alertó en agosto que más de 50 millones de personas encaran una grave inseguridad alimentaria. Un reporte anterior calculaba que unos siete millones de niños sufren desnutrición aguda.
Grandes grupos humanos, dedicados del todo a la agricultura y al cuidado de animales domésticos, han tenido que desplazarse a otros lugares en busca de prados y tierras de cultivo. Otros muchos han necesitado cruzar la frontera de sus países para sobrevivir. La inmigración y los desplazamientos internos provocan, con frecuencia, situaciones de tensión e incluso violencia.
La sequía en esta región africana, además de provocar un enorme sufrimiento humano, ha frenado también el crecimiento económico de sus habitantes. La plaga del hambre, en distinta medida en cada país, está muy presente en las ocho naciones.
Etiopía
El fenómeno de El Niño, 2016, provocó en el país el peor desastre natural de su historia. Más de 10 millones de personas enfrentaron una fuerte hambruna. Unos 400 mil niños/as sufrieron una desnutrición aguda, que afecta a su crecimiento físico y mental. Hubo un gran número de refugiados internos, que malvivían en pequeños asentamientos con agua para beber, cocinar y cuidar su higiene.
Oxfam ayudó a miles y miles de personas en las áreas más afectadas, suministrando agua en camiones cisterna, reparando pozos y distribuyendo alimento para el ganado.
Hoy, 2022, la situación ha empeorado. En Etiopía se han sucedido varios años en los que la temporada de lluvias apenas ha traído precipitaciones.
Unicef calcula que unos tres millones y medio de etíopes necesitarán ayuda alimentaria en los próximos tres meses. Seis millones más están en peligro de desnutrición. Las personas desplazadas superan los 330.000, entre los que 74.000 son menores de cinco años.
Somalia
La República federal de Somalia tiene una extensión de 637.660 km2, y su población apenas supera los 16 millones de habitantes. Es un país muy castigado por las guerras y la presencia de grupos terroristas de signo yihadista dificultan aún más la convivencia pacífica de la población.
El año 2011 sufrió una devastadora sequía, en la que murieron más de 250 personas. Las autoridades locales y muchas Agencias Internacionales han ido informando que en el centro-sur del país no ha llovido desde el año 2019 hasta hoy.
La hambruna que sufre el país este año se centra principalmente en los distritos de Baidoa y Burhakaba. De los 74 distritos afectados por la sequía, 12 necesitan una inmediata ayuda.
Entre enero y julio del 2022 se han detectado al menos 8.400 casos de diarrea y cólera por falta de agua. Millón y medio de niños, casi la mitad de la población de menos de cinco años, sufren malnutrición. De los tres millones de niños en edad escolar, unos 900.000 se han visto obligados a abandonar la escuela.
Hay campamentos de acogida para desplazados internos, por donde pasan unas 30.000 personas cada semana. La mayoría de ellas llegan tras caminar más de 10 días en busca de comida y agua. Más de un millón de personas se han visto obligadas a dejar sus tierras y desplazarse en lo que llevamos del año. Los desplazamientos generan mucha tensión entre agricultores y pastores.
Kenia
La sequía ha alcanzado niveles de alarma en el país. Las crisis superpuestas y agravadas por el cambio climático son el caldo ideal para un desastre humanitario. No hay agua para los animales, ni para las personas, ni para el campo. Tan solo en 2021 se estima que murieron un millón y medio de cabezas de ganado en 15 de los 23 condados de secano.
Las regiones más afectadas por la persistente sequía son: Baringo, Isiolo, Mandera, Marsabit, Samburu, Turkana, Wajir, Kilifi, Lamu, Nyeri, West Pokot y Garissa. Cientos de miles de personas de estas 13 regiones han abandonado sus hogares.
Cyrus Oguna, portavoz del gobierno, informó que en 2021 había en Kenia dos millones de personas bajo amenaza de hambre, la cifra ha subido a cuatro millones en la actualidad. Informó también que había 600.000 niños con desnutrición severa. Las poblaciones de regiones áridas y semiáridas afrontan inmensos desafíos: sequía, hambre, desnutrición y pobreza.
Las autoridades municipales introdujeron en 2017 un programa especial para reducir el impacto de las sequías, mediante sistemas de alerta, análisis de datos e identificación de medios locales para aliviar el hambre y la desnutrición. Este programa ha salvado la vida de miles y miles de niños, mujeres embarazadas y animales. Los tres distritos más favorecidos por el programa han sido Isiolo, West Pokot y Samburu.
Los pronósticos de precipitaciones para el período octubre–diciembre del 2022 indican que seguirá lloviendo muy por debajo de lo habitual. El número de personas hambrientas puede llegar a los cuatro millones y medio.
¿El futuro del Cuerno de África?
Si el ciclo de precipitaciones sigue el ritmo de estos últimos cinco años, regiones muy extensas de los tres países mencionados y también grandes áreas de cultivo en Sudán, Yibuti, Sud-Sudán, Uganda y Tanzania se convertirán en inhóspitas tanto para personas humanas como para animales domésticos. Unos 700.000 km2 de tierras fértiles en el Cuerno de África y alrededores podrían desertificarse y convertirse en irreversiblemente inhabitables dentro de muy pocos años.
A principios de los años 2000 se hablaba de ganar terreno al inmenso desierto del Sahara con grandes programas de plantaciones de árboles y extracción de aguas subterráneas, hoy vemos con dolor que son los arenales del desierto los que inundan más y más km2 de nuestras tierras fértiles.
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La falta de agua, que se agudiza año tras año desde el 2017 hasta hoy, ha causado la muerte de miles y miles de cabezas de ganado y ha obligado a desplazarse a muchos miles de personas.
La mejor noticia del año para la región ha sido que en agosto del 2022 llegó al puerto de Yibuti un carguero con 23.000 toneladas de cereales desde Ucrania. La peor fue el anuncio oficial de una nueva sequía tras cuatro años sin apenas lluvia.
La dimensión del problema es desoladora. La ONU alertó en agosto que más de 50 millones de personas encaran una grave inseguridad alimentaria. Un reporte anterior calculaba que unos siete millones de niños sufren desnutrición aguda.
Grandes grupos humanos, dedicados del todo a la agricultura y al cuidado de animales domésticos, han tenido que desplazarse a otros lugares en busca de prados y tierras de cultivo. Otros muchos han necesitado cruzar la frontera de sus países para sobrevivir. La inmigración y los desplazamientos internos provocan, con frecuencia, situaciones de tensión e incluso violencia.
La sequía en esta región africana, además de provocar un enorme sufrimiento humano, ha frenado también el crecimiento económico de sus habitantes. La plaga del hambre, en distinta medida en cada país, está muy presente en las ocho naciones.
Etiopía
El fenómeno de El Niño, 2016, provocó en el país el peor desastre natural de su historia. Más de 10 millones de personas enfrentaron una fuerte hambruna. Unos 400 mil niños/as sufrieron una desnutrición aguda, que afecta a su crecimiento físico y mental. Hubo un gran número de refugiados internos, que malvivían en pequeños asentamientos con agua para beber, cocinar y cuidar su higiene.
Oxfam ayudó a miles y miles de personas en las áreas más afectadas, suministrando agua en camiones cisterna, reparando pozos y distribuyendo alimento para el ganado.
Hoy, 2022, la situación ha empeorado. En Etiopía se han sucedido varios años en los que la temporada de lluvias apenas ha traído precipitaciones.
Unicef calcula que unos tres millones y medio de etíopes necesitarán ayuda alimentaria en los próximos tres meses. Seis millones más están en peligro de desnutrición. Las personas desplazadas superan los 330.000, entre los que 74.000 son menores de cinco años.
Somalia
La República federal de Somalia tiene una extensión de 637.660 km2, y su población apenas supera los 16 millones de habitantes. Es un país muy castigado por las guerras y la presencia de grupos terroristas de signo yihadista dificultan aún más la convivencia pacífica de la población.
El año 2011 sufrió una devastadora sequía, en la que murieron más de 250 personas. Las autoridades locales y muchas Agencias Internacionales han ido informando que en el centro-sur del país no ha llovido desde el año 2019 hasta hoy.
La hambruna que sufre el país este año se centra principalmente en los distritos de Baidoa y Burhakaba. De los 74 distritos afectados por la sequía, 12 necesitan una inmediata ayuda.
Entre enero y julio del 2022 se han detectado al menos 8.400 casos de diarrea y cólera por falta de agua. Millón y medio de niños, casi la mitad de la población de menos de cinco años, sufren malnutrición. De los tres millones de niños en edad escolar, unos 900.000 se han visto obligados a abandonar la escuela.
Hay campamentos de acogida para desplazados internos, por donde pasan unas 30.000 personas cada semana. La mayoría de ellas llegan tras caminar más de 10 días en busca de comida y agua. Más de un millón de personas se han visto obligadas a dejar sus tierras y desplazarse en lo que llevamos del año. Los desplazamientos generan mucha tensión entre agricultores y pastores.
Kenia
La sequía ha alcanzado niveles de alarma en el país. Las crisis superpuestas y agravadas por el cambio climático son el caldo ideal para un desastre humanitario. No hay agua para los animales, ni para las personas, ni para el campo. Tan solo en 2021 se estima que murieron un millón y medio de cabezas de ganado en 15 de los 23 condados de secano.
Las regiones más afectadas por la persistente sequía son: Baringo, Isiolo, Mandera, Marsabit, Samburu, Turkana, Wajir, Kilifi, Lamu, Nyeri, West Pokot y Garissa. Cientos de miles de personas de estas 13 regiones han abandonado sus hogares.
Cyrus Oguna, portavoz del gobierno, informó que en 2021 había en Kenia dos millones de personas bajo amenaza de hambre, la cifra ha subido a cuatro millones en la actualidad. Informó también que había 600.000 niños con desnutrición severa. Las poblaciones de regiones áridas y semiáridas afrontan inmensos desafíos: sequía, hambre, desnutrición y pobreza.
Las autoridades municipales introdujeron en 2017 un programa especial para reducir el impacto de las sequías, mediante sistemas de alerta, análisis de datos e identificación de medios locales para aliviar el hambre y la desnutrición. Este programa ha salvado la vida de miles y miles de niños, mujeres embarazadas y animales. Los tres distritos más favorecidos por el programa han sido Isiolo, West Pokot y Samburu.
Los pronósticos de precipitaciones para el período octubre–diciembre del 2022 indican que seguirá lloviendo muy por debajo de lo habitual. El número de personas hambrientas puede llegar a los cuatro millones y medio.
¿El futuro del Cuerno de África?
Si el ciclo de precipitaciones sigue el ritmo de estos últimos cinco años, regiones muy extensas de los tres países mencionados y también grandes áreas de cultivo en Sudán, Yibuti, Sud-Sudán, Uganda y Tanzania se convertirán en inhóspitas tanto para personas humanas como para animales domésticos. Unos 700.000 km2 de tierras fértiles en el Cuerno de África y alrededores podrían desertificarse y convertirse en irreversiblemente inhabitables dentro de muy pocos años.
A principios de los años 2000 se hablaba de ganar terreno al inmenso desierto del Sahara con grandes programas de plantaciones de árboles y extracción de aguas subterráneas, hoy vemos con dolor que son los arenales del desierto los que inundan más y más km2 de nuestras tierras fértiles.