

Los partidarios del proyecto visualizan una nueva África que, saliendo de su letargo, surja con vitalidad. Un mercado que impulse el comercio entre los vecinos africanos para desarrollar sus propias cadenas de producción y comercialización. Según estimaciones del Banco Mundial el proyecto ayudará a decenas de millones de personas a salir de su pobreza en los próximos 10 años.
El objetivo último del proyecto es eliminar todas las tasas aduaneras en el intercambio de bienes y servicios a lo largo y ancho de todo el continente africano. Esta integración económica, en boca de un especialista, «no es un acontecimiento sino un proceso», y creo yo que será un proceso lento y largo.
Historia del proyecto CFTA
En una de las cumbres de la Unión Africana del 2013 se habló, por vez primera, de la posibilidad de un acuerdo comercial a nivel continental. Tres años más tarde, 2016, en una cumbre de Kigali (Ruanda) se establecieron formalmente los grupos técnicos de trabajo, que celebraron 8 reuniones en 2 años y presentaron un borrador del acuerdo a principios del 2018. En marzo del 2018 se reunieron en Kigali todos los ministros de comercio de los países de la Unión Africana y aprobaron el borrador. El 21 del mismo mes de marzo, en una cumbre extraordinaria de la UA en Kigali, los jefes de estado aceptaron y firmaron oficialmente el proyecto CFTA.
De los 55 países miembros de la UA, 44 firmaron el acuerdo en esa solemne cumbre en Kigali. Sudáfrica y Namibia firmaron en julio del mismo año, y 6 países más aceptaron el acuerdo en la cumbre, que se celebró en Adís Abeba en febrero del 2019. Eritrea es la única república del Continente que no lo ha aceptado hasta el día de hoy. Los grupos técnicos, durante la Fase II del acuerdo, negociarán políticas de inversión, competencia y derechos de propiedad.
El acuerdo del Libre Comercio Africano entró en funcionamiento, tras 6 meses de retraso por la pandemia Covid-19, el 1 de enero del 2021. Es el mayor mercado del mundo de productos y servicios, que cambiará «la suerte económica» del continente en palabras de Cyril Ramaphosa, líder en aquel momento de la UA.
El acuerdo requiere que sus firmantes eliminen gradualmente el 90% de sus aranceles: las economías más avanzadas dentro de 5 años, en 10 años las menos desarrolladas, y a unos pocos países se les permitirá un período más largo. La comisión económica para África de la ONU espera que el acuerdo del libre comercio pueda aumentar un 50% el comercio intra-africano en este mismo año 2022.
Nuevos grupos de técnicos comenzaron ya la creación de nuevas instituciones que hagan posible y agilicen el funcionamiento del nuevo Mercado. Entre estas, las más importantes son:
Estructuras necesarias para que CFTA sea efectiva
Hablamos de un mercado continental en el que el 80% de los negocios estarán en manos de mujeres, jóvenes y pymes. Para que estos grupos se beneficien y animen la vitalidad del nuevo mercado hace falta, ante todo, una enorme inversión en infraestructuras: transporte y planificación de áreas urbanas en particular.
Nuestras carreteras, muy congestionadas y en malas condiciones, soportan el transporte del 80% de bienes y el 90% de personas. En Europa gozan de 210.000 kilómetros de vías de tren, en África (territorio 7 veces mayor) tenemos tan solo 84.000 kilómetros. El transporte por avión, tan necesario para bienes perecederos, es caro y con un espacio aéreo poco liberalizado.
El cambio climático y la precariedad de avances socio-económicos en zonas rurales hacen que la mayoría de la población busque su futuro en centros urbanos. Por lo que es primordial planificar e invertir adecuadamente en estas áreas urbanas. Para que todos los países puedan aprovecharse de los beneficios de un mercado continental de libre comercio es del todo necesario que nuestras ciudades, puertos, aeropuertos, y centros comerciales estén bien equipados y conectados entre sí.
El Banco Africano de Desarrollo estima que se necesitaría la inversión de unos 150.000 millones de dólares.
Si la situación estructural no mejora, el nuevo mercado CFTA agravará la desigualdad entre países desarrollados, como Sudáfrica y otros países en los que apenas se puede expandir los productos en el mercado local, como Malawi o Madagascar.
Circunstancias que debilitan el proyecto
África, a día de hoy, está muy dividida en bloques regionales que dificultarán en gran medida su integración comercial: el Norte y el Sur del continente son dos mundos distintos y a veces hasta antagónicos. En la región subsahariana tenemos 31 países francófonos, (con fuerte influencia del gobierno francés y presencia in situ de militares franceses) y la parte anglófona con países muy ligados a Inglaterra para sus importaciones y exportaciones.
Si analizamos sus actuales estructuras de comercio, nos encontramos con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Comunidad del Este de África (EAC). Hay también 19 países africanos integrados en la Commonwealth: Botsuana, Camerún, Gambia, Ghana, Kenia, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Mauricio, Ruanda, Nigeria, Seycheles, Sierra Leona, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Uganda y Zambia. Hay también, un buen número de naciones asociadas a más de un bloque.
Hay, así mismo, una penosa inestabilidad política en regiones como el Corredor del Sahel y el Cuerno de África. Antagonismo y odios tribales como en Nigeria, Ruanda-Burundi, Zimbabwe, Sudán del Sur y otras naciones. Tenemos una fuerte presencia de grupos terroristas de signo islámico en diversas partes del continente, que desestabilizan la vida diaria tanto de cristianos como de mahometanos.
Estos son los grandes retos que encara África al comienzo del proyecto CFTA. Si se quiere que el nuevo proyecto tenga éxito e ilumine nuestro futuro, es indispensable desmantelar, o al menos debilitar, nuestras actuales estructuras y circunstancias.
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Los partidarios del proyecto visualizan una nueva África que, saliendo de su letargo, surja con vitalidad. Un mercado que impulse el comercio entre los vecinos africanos para desarrollar sus propias cadenas de producción y comercialización. Según estimaciones del Banco Mundial el proyecto ayudará a decenas de millones de personas a salir de su pobreza en los próximos 10 años.
El objetivo último del proyecto es eliminar todas las tasas aduaneras en el intercambio de bienes y servicios a lo largo y ancho de todo el continente africano. Esta integración económica, en boca de un especialista, «no es un acontecimiento sino un proceso», y creo yo que será un proceso lento y largo.
Historia del proyecto CFTA
En una de las cumbres de la Unión Africana del 2013 se habló, por vez primera, de la posibilidad de un acuerdo comercial a nivel continental. Tres años más tarde, 2016, en una cumbre de Kigali (Ruanda) se establecieron formalmente los grupos técnicos de trabajo, que celebraron 8 reuniones en 2 años y presentaron un borrador del acuerdo a principios del 2018. En marzo del 2018 se reunieron en Kigali todos los ministros de comercio de los países de la Unión Africana y aprobaron el borrador. El 21 del mismo mes de marzo, en una cumbre extraordinaria de la UA en Kigali, los jefes de estado aceptaron y firmaron oficialmente el proyecto CFTA.
De los 55 países miembros de la UA, 44 firmaron el acuerdo en esa solemne cumbre en Kigali. Sudáfrica y Namibia firmaron en julio del mismo año, y 6 países más aceptaron el acuerdo en la cumbre, que se celebró en Adís Abeba en febrero del 2019. Eritrea es la única república del Continente que no lo ha aceptado hasta el día de hoy. Los grupos técnicos, durante la Fase II del acuerdo, negociarán políticas de inversión, competencia y derechos de propiedad.
El acuerdo del Libre Comercio Africano entró en funcionamiento, tras 6 meses de retraso por la pandemia Covid-19, el 1 de enero del 2021. Es el mayor mercado del mundo de productos y servicios, que cambiará «la suerte económica» del continente en palabras de Cyril Ramaphosa, líder en aquel momento de la UA.
El acuerdo requiere que sus firmantes eliminen gradualmente el 90% de sus aranceles: las economías más avanzadas dentro de 5 años, en 10 años las menos desarrolladas, y a unos pocos países se les permitirá un período más largo. La comisión económica para África de la ONU espera que el acuerdo del libre comercio pueda aumentar un 50% el comercio intra-africano en este mismo año 2022.
Nuevos grupos de técnicos comenzaron ya la creación de nuevas instituciones que hagan posible y agilicen el funcionamiento del nuevo Mercado. Entre estas, las más importantes son:
Estructuras necesarias para que CFTA sea efectiva
Hablamos de un mercado continental en el que el 80% de los negocios estarán en manos de mujeres, jóvenes y pymes. Para que estos grupos se beneficien y animen la vitalidad del nuevo mercado hace falta, ante todo, una enorme inversión en infraestructuras: transporte y planificación de áreas urbanas en particular.
Nuestras carreteras, muy congestionadas y en malas condiciones, soportan el transporte del 80% de bienes y el 90% de personas. En Europa gozan de 210.000 kilómetros de vías de tren, en África (territorio 7 veces mayor) tenemos tan solo 84.000 kilómetros. El transporte por avión, tan necesario para bienes perecederos, es caro y con un espacio aéreo poco liberalizado.
El cambio climático y la precariedad de avances socio-económicos en zonas rurales hacen que la mayoría de la población busque su futuro en centros urbanos. Por lo que es primordial planificar e invertir adecuadamente en estas áreas urbanas. Para que todos los países puedan aprovecharse de los beneficios de un mercado continental de libre comercio es del todo necesario que nuestras ciudades, puertos, aeropuertos, y centros comerciales estén bien equipados y conectados entre sí.
El Banco Africano de Desarrollo estima que se necesitaría la inversión de unos 150.000 millones de dólares.
Si la situación estructural no mejora, el nuevo mercado CFTA agravará la desigualdad entre países desarrollados, como Sudáfrica y otros países en los que apenas se puede expandir los productos en el mercado local, como Malawi o Madagascar.
Circunstancias que debilitan el proyecto
África, a día de hoy, está muy dividida en bloques regionales que dificultarán en gran medida su integración comercial: el Norte y el Sur del continente son dos mundos distintos y a veces hasta antagónicos. En la región subsahariana tenemos 31 países francófonos, (con fuerte influencia del gobierno francés y presencia in situ de militares franceses) y la parte anglófona con países muy ligados a Inglaterra para sus importaciones y exportaciones.
Si analizamos sus actuales estructuras de comercio, nos encontramos con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Comunidad del Este de África (EAC). Hay también 19 países africanos integrados en la Commonwealth: Botsuana, Camerún, Gambia, Ghana, Kenia, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Mauricio, Ruanda, Nigeria, Seycheles, Sierra Leona, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Uganda y Zambia. Hay también, un buen número de naciones asociadas a más de un bloque.
Hay, así mismo, una penosa inestabilidad política en regiones como el Corredor del Sahel y el Cuerno de África. Antagonismo y odios tribales como en Nigeria, Ruanda-Burundi, Zimbabwe, Sudán del Sur y otras naciones. Tenemos una fuerte presencia de grupos terroristas de signo islámico en diversas partes del continente, que desestabilizan la vida diaria tanto de cristianos como de mahometanos.
Estos son los grandes retos que encara África al comienzo del proyecto CFTA. Si se quiere que el nuevo proyecto tenga éxito e ilumine nuestro futuro, es indispensable desmantelar, o al menos debilitar, nuestras actuales estructuras y circunstancias.