

En primer lugar, P. Jozef, recibe nuestro apoyo y cercanía en estos días tan difíciles para vosotros. Nuestra oración os acompaña todos los días.
Muchas gracias. Se nota mucho el apoyo de la Orden de todo el mundo. Y estos signos de cercanía, de cuidado son muy significativos para nosotros.
Me parece importante comenzar este diálogo contextualizando a nuestros lectores sobre lo que está sucediendo en Ucrania, un país grande, con una extensión considerable hacia dos polos muy distintos, uno hacia Europa y el otro hacia Rusia. Conocemos la historia reciente de vuestro país que ha vivido momentos complejos por las distintas sensibilidades presentes. P. Jozef, ¿cuál ha sido la causa principal por la que Rusia ha invadido vuestro país?
A mi parecer Rusia quiere mostrar a todo el mundo su fuerza como el gran imperio. Invadir Ucrania es el modo de sentarse a la mesa con los grandes del siglo XXI, con Estados Unidos, con la Unión Europea, con China. A Rusia no le interesa el diálogo con Ucrania porque no es para ellos el partner de diálogo. Ellos desprecian nuestro país como el socio igualitario. Esto se notaba desde el 2014 cuando empezó el conflicto militar en el este de Ucrania, y ahora sigue siendo lo mismo. Luchan contra nuestro país no para ayudar a la gente, no para aumentar los bienes naturales de este bonito país, no para traer la paz. La guerra con Ucrania es solamente para mostrar a todos que Rusia sigue siendo uno de los imperios del mundo de hoy.
Desde el primer momento hemos observado que se trataba de una invasión en toda regla, movilizando grandes recursos militares y atacando con dureza a pueblos y ciudades enteras, provocando, como estamos viendo, un gran número de muertos y heridos. ¿Por qué Rusia ha adoptado esta actitud tan dura, tan violenta respecto a Ucrania sin dar ningún margen de negociación o iniciar unas conversaciones diplomáticas?
Cuando no tienes argumentos para la discusión siempre puedes utilizar como argumento la fuerza física. Es una ley de la naturaleza según la cual viven los animales salvajes. Rusia es como un lobo que piensa que Ucrania es su territorio. Por eso reacciona tan agresivamente cuando los ucranianos dicen que no les interesa el mundo ruso. La gente en nuestro país quiere vivir como la gente de toda Europa, libre y feliz, con un desarrollo económico y cultural, con la posibilidad de estudiar y trabajar. Y hay que decir que Ucrania ya ha dado muchos pasos adelante en esta dirección de vivir como un país europeo del siglo XXI. Es una pena que el lobo se despertó y empezó a matar.
Las imágenes que nos muestran los medios de comunicación nos ofrecen una realidad muy dura, de mucha destrucción y miles de personas huyendo como pueden hacia Europa. En este tipo de situaciones bélicas, se suelen respetar los corredores humanitarios, zonas consensuadas por ambas partes, seguras, para que con la ayuda de instituciones internacionales y caritativas la población pueda salir. De la información de que disponemos, se está hablando de que no se están respetando los corredores humanitarios incluso, según algunas agencias, algunos de ellos han sido bombardeados. ¿Es cierto que no se están respetando estas zonas?
Es verdad, puedo dar un ejemplo: Hace cinco días recibí una llamada de una mujer mayor de Chernichiv; vive sin electricidad, sin la calefacción en su sótano. No puede salir de su sótano porque los soldados la matan. Cada día estoy mirando las noticias de Kiev por si se abrió el corredor humanitario. Llamé a mucha gente, a Cáritas, a Cruz Roja… para encontrar algún modo de sacar a esta persona de la ciudad. Pero no se puede ayudar porque es demasiado peligroso. Ayer vi un vídeo: un coche fue aplastado cerca de Chernichiv por un tanque; él no dejó salir de la ciudad a una familia; al aplastar el coche dos hombres murieron en el momento y el chico se quemó en llamas. Falta las palabras para estos trágicos momentos de guerra. Nos podemos preguntar: ¿Por qué lo hacen los rusos? Yo tengo dos respuestas. En primer lugar, la guerra saca de nosotros lo peor. No tendríamos que sorprendernos que durante esta guerra haya tanto sufrimiento e injusticia, que soldados violen y cuelguen a las mujeres, que tanquetas maten a los niños en sus camas durante el sueño. Durante la guerra, de nosotros sale lo peor.
Tengo también otra respuesta. ¿Por qué faltan los corredores humanitarios? Es una táctica militar: el enemigo utiliza a la gente civil como los escudos vivos. Es decir, cuando tienen sus armas escondidas entre las casas de gente civil entonces las armas ucranianas no les disparará. Otra vez se nota aquí muy claro que Rusia no busca el bien de los ciudadanos.
No todas las personas han podido huir de esta situación dramática. Pienso en los enfermos y tantos ancianos que han tenido que quedarse en sus casas. ¿Cómo se está atendiendo a estas personas vulnerables?
En guerra se nota mucha unión y cooperación entre la gente. Primero cuentan las conexiones familiares. Después la unión entre los ucranianos. El país se organizó muy rápido y muy bien. Desde el presidente y el ejercito hasta los médicos, bomberos o electricistas. Se nota que la gente es muy activa, muy creativa y moviliza mucha ayuda. Por eso el país intenta cuidar de la gente mayor: el banco sigue dando la pensión, los voluntarios entregan el agua, los alimentos, los pampers… Pero también es verdad que no siempre se puede evacuar a los ancianos y a los muy enfermos. El otro padre que vive conmigo en Kiev hace tres días fue a llevar a una familia el Santísimo ya que había una mujer enferma. La familia le contó con lágrimas su trágica situación. Se quedaron los niños y nietos para cuidarla. Pero durante el bombardeo todos corrieron al búnker y la abuela se quedó sola en su cama. Son las decisiones muy duras y difíciles cuando se es responsable de sus pequeños niños y de sus padres enfermos.
Muchas personas se encuentran escondidas en los búnkeres. ¿Podéis visitarles?
Sí, esto es posible, pero solamente durante el día. Por la noche está prohibido salir de casa. Sobre esta experiencia, más pueden contar los frailes carmelitas descalzos de Berdichiv. Allí en nuestra antigua iglesia del Siglo XVII, el alcalde nos pidió que organizáramos el búnker para esta parte de la ciudad. Cuando se oye la alarma, vienen a nuestro búnker hasta 200 personas. Después de la alarma se vuelven a sus casas. Y así se repite muchas veces durante el día y durante la noche. En Kiev nuestra iglesia y el monasterio no son grandes, y tenemos el sótano solamente para diez personas. Pero con los miembros del Carmelo Seglar vamos con la guitarra y con la biblia a un búnker en la ciudad. Con los cantos, las oraciones y los testimonios hemos creado un entrañable encanto con la gente allí escondida. Compartir la fe en Dios durante la guerra es muy importante y ayuda mucho, no solamente para otros, sino también para nosotros mismos. Estar solo con el miedo y con la incertidumbre no ayuda. Pero cuando salimos con la luz del Evangelio y con la sonrisa esto ayuda a los otros y a nosotros mismos.
La comunidad internacional se ha movilizado desde el primer momento para enviaros ayuda humanitaria. También la Iglesia, la Orden, está trabajando mucho para coordinar las ayudas. ¿Qué tipo de ayudas necesitáis en estos momentos?
Desde el primer día de la guerra la ayuda que llegaba del Carmelo Descalzo la organizamos en tres direcciones principales. La primera es ayudar a las madres con niños, que tienen miedo y quieren salir del país. Durante las primeras dos semanas de guerra, con nuestra ayuda salieron desde Berdichiv, los autobuses con 374 niños y 307 madres. Gran parte de las mujeres y niños fueron alojados en nuestros monasterios de la Provincia Carmelitana de Cracovia. Otro modo de ayuda es comprar en Polonia los medicamentos y llevárselos por la frontera a los hospitales con los que cooperamos en Berdichiv y en Kiev. La tercera es cuidar de la gente que se ha quedado en nuestras parroquias o cerca, en los monasterios carmelitanos. Llegamos a la gente mayor y a los niños, a la gente que se ha quedado sola y a las familias y traemos lo que necesitan: el alimento, los pampers para los niños, los materiales, los generadores de electricidad… Esto todo es posible con la ayuda que nos llega del Carmelo de todas partes del mundo.
La Orden no tiene una presencia muy grande en Ucrania. Las madres carmelitas ya han abandonado Ucrania. Vosotros, los frailes, quedáis 10 religiosos en 3 comunidades. ¿Cómo estáis viviendo las comunidades estos días tan intensos?
Nuestra Delegación cuenta con once padres y dos hermanos en formación. Durante la guerra hemos dividido nuestras fuerzas de personal para poder ayudar mas efectivamente. Es decir, tres padres están en Polonia para ser el puente de ayuda que llega a Ucrania; ocho padres y dos hermanos estamos en Ucrania en tres casas. Para nosotros es un tiempo muy intenso en oración y sobre todo en trabajo. Además, la guerra crea otro tipo de fraternidad entre nosotros. La guerra nos permite también ver que para ser feliz se necesita poco. Lo más importante son las relaciones y la amistad. Las cosas que necesitas, se pueden meter en una mochila en cinco minutos.
La religión es una dimensión importante en la vida de los ucranianos. ¿Cómo os está ayudando la fe para vivir estos momentos?
Para cada ucraniano del siglo XXI, la guerra es como una noche. No entiendes porque unos matan a los otros y cuesta creer que esto pase en tus calles. Tienes la impresión que es solamente un sueño y que mañana te levantarás e irás al trabajo y tus niños a la escuela. Pienso que la fe es como una luz durante la noche. Esto no significa que tenemos respuestas a todas las preguntas, pero tenemos la seguridad que todo está en las manos de Dios. Veo que mucha gente en estos días vuelve a Dios, porque la fe les da un sentido y una esperanza.
El Papa Francisco se ha mostrado consternado con la situación que estáis viviendo. Él mismo, fuera de los protocolos habituales, se presentó por sorpresa en la embajada rusa ante la Santa Sede para mostrar al embajador ruso su preocupación. Dos cardenales del Vaticano se han hecho presente en Ucrania para llevar el consuelo de toda la Iglesia. ¿Cómo estáis viviendo esta comunión eclesial? Recordemos, también, que los católicos son una minoría en Ucrania.
Desde el primer día sentimos una gran comunión con la Iglesia de todo el mundo. La oración de otras personas la valoramos ahora mucho. Dentro de algunos días el Papa Francisco va a consagrar Ucrania y Rusia al Corazón de María. Eso pedían los obispos de Ucrania. Y todos creemos que eso será no solamente un símbolo, sino una realidad espiritual, no menos importante para terminar esta guerra que las soluciones de los presidentes o soldados. La Iglesia nos es también un buen samaritano para Ucrania. El gran apoyo económico de Cáritas y otras instituciones nos ayuda a nosotros y a la gente más necesitada. Y durante la guerra no dividimos a la gente en católicos o no católicos. Dios nos envía a todos los necesitados.
Muchas personas tenían cierta esperanza de que el patriarca ortodoxo de Rusia, Kirill, mediase para que cesaran los bombardeos. No ha sido posible incluso ha dirigido unas palabras sorprendentes casi justificando esta invasión. ¿Cómo deberían de trabajar las religiones y las confesiones religiosas para construir una armonía de paz y de convivencia?
Pienso que siempre hay diferentes caminos para la unión. Alguna vez es importante empezar con el diálogo teológico saliendo de las Palabras del Señor. Otras veces es importante empezar, no con palabras, pero sí con obras. En mi opinión el tiempo de guerra es una buena oportunidad de hacer juntos algo bueno para la gente. Por ejemplo, nuestro obispo Pablo de Kharkiv vive en un búnker con el obispo ortodoxo y cada día, cuando hay pausa en los bombardeos, van juntos a un hospital para consolar a la gente y orar por ellos.
Volviendo a los refugiados, Polonia está recibiendo a un gran número de ellos y desde allí están llegando a nuestros países. Este conflicto ha potenciado aún más la colaboración entre los distintos países europeos. La solidaridad tanto para ayudar como para acoger está siendo importante.
Durante las últimas semanas, aquí, en las calles de Kiev experimenté, no solamente una vez, que alguien escuchando que soy de Polonia decía llorando: «Ahora sabemos que ese país es nuestro hermano». La solidaridad con Ucrania de parte de tantos países es algo impresionante. Los camiones llegan de toda Europa. Pero además de gratitud tengo otra convicción: En mi opinión esta solidaridad con Ucrania tendría que tener, no sólo la cara de Madre Teresa de Calcuta, también la de Juana de Arco. Todos queremos vivir en el mundo en el cual no se puede pasar al lado del hombre que recibe una paliza del otro más fuerte. ¿Por qué el mundo no reacciona cuando un país hace cosas tan terribles con el otro? Para mí la impotencia de Europa y de Estados Unidos para terminar esta guerra nos muestra que «el rey está desnudo».
Estoy escuchando a muchos refugiados decir que pronto regresarán de nuevo a su tierra y a sus casas. ¿Cómo crees que terminará este conflicto?
Cada guerra termina y ésta también terminará. Es difícil para mí decir algo sobre las consecuencias políticas o cambios de fronteras. Lo que más me preocupa son las heridas que quedarán en las mentes y corazones de las personas de todas generaciones. Reconstruir los edificios es más fácil que renovar a la gente que experimentó el horror de la guerra. En nuestros confesonarios vamos a escuchar sobre la guerra, todavía muchos años. Al mismo tiempo tengo esperanza cristiana que de esta cruz de Ucrania crezca algo bueno e importante para las próximas generaciones. La última palabra pertenece al Resucitado.
Gracias, P. Jozef, por darnos más claves para entender esta situación dramática que estáis viviendo. Como he dicho al comienzo de esta conversación, todos los días oramos por vosotros para que estéis protegidos por Dios y por la Virgen María, madre del Carmelo. Contar siempre con nuestra oración y nuestra solidaridad.
Muchas gracias por la posibilidad de divulgar lo que estamos viviendo, mis hermanos carmelitas descalzos y toda Ucrania en estos días. Tenemos la novena de san José. Que ese gran patrono de la Iglesia y del Carmelo defienda a nuestras familias y comunidades de este lobo.
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En primer lugar, P. Jozef, recibe nuestro apoyo y cercanía en estos días tan difíciles para vosotros. Nuestra oración os acompaña todos los días.
Muchas gracias. Se nota mucho el apoyo de la Orden de todo el mundo. Y estos signos de cercanía, de cuidado son muy significativos para nosotros.
Me parece importante comenzar este diálogo contextualizando a nuestros lectores sobre lo que está sucediendo en Ucrania, un país grande, con una extensión considerable hacia dos polos muy distintos, uno hacia Europa y el otro hacia Rusia. Conocemos la historia reciente de vuestro país que ha vivido momentos complejos por las distintas sensibilidades presentes. P. Jozef, ¿cuál ha sido la causa principal por la que Rusia ha invadido vuestro país?
A mi parecer Rusia quiere mostrar a todo el mundo su fuerza como el gran imperio. Invadir Ucrania es el modo de sentarse a la mesa con los grandes del siglo XXI, con Estados Unidos, con la Unión Europea, con China. A Rusia no le interesa el diálogo con Ucrania porque no es para ellos el partner de diálogo. Ellos desprecian nuestro país como el socio igualitario. Esto se notaba desde el 2014 cuando empezó el conflicto militar en el este de Ucrania, y ahora sigue siendo lo mismo. Luchan contra nuestro país no para ayudar a la gente, no para aumentar los bienes naturales de este bonito país, no para traer la paz. La guerra con Ucrania es solamente para mostrar a todos que Rusia sigue siendo uno de los imperios del mundo de hoy.
Desde el primer momento hemos observado que se trataba de una invasión en toda regla, movilizando grandes recursos militares y atacando con dureza a pueblos y ciudades enteras, provocando, como estamos viendo, un gran número de muertos y heridos. ¿Por qué Rusia ha adoptado esta actitud tan dura, tan violenta respecto a Ucrania sin dar ningún margen de negociación o iniciar unas conversaciones diplomáticas?
Cuando no tienes argumentos para la discusión siempre puedes utilizar como argumento la fuerza física. Es una ley de la naturaleza según la cual viven los animales salvajes. Rusia es como un lobo que piensa que Ucrania es su territorio. Por eso reacciona tan agresivamente cuando los ucranianos dicen que no les interesa el mundo ruso. La gente en nuestro país quiere vivir como la gente de toda Europa, libre y feliz, con un desarrollo económico y cultural, con la posibilidad de estudiar y trabajar. Y hay que decir que Ucrania ya ha dado muchos pasos adelante en esta dirección de vivir como un país europeo del siglo XXI. Es una pena que el lobo se despertó y empezó a matar.
Las imágenes que nos muestran los medios de comunicación nos ofrecen una realidad muy dura, de mucha destrucción y miles de personas huyendo como pueden hacia Europa. En este tipo de situaciones bélicas, se suelen respetar los corredores humanitarios, zonas consensuadas por ambas partes, seguras, para que con la ayuda de instituciones internacionales y caritativas la población pueda salir. De la información de que disponemos, se está hablando de que no se están respetando los corredores humanitarios incluso, según algunas agencias, algunos de ellos han sido bombardeados. ¿Es cierto que no se están respetando estas zonas?
Es verdad, puedo dar un ejemplo: Hace cinco días recibí una llamada de una mujer mayor de Chernichiv; vive sin electricidad, sin la calefacción en su sótano. No puede salir de su sótano porque los soldados la matan. Cada día estoy mirando las noticias de Kiev por si se abrió el corredor humanitario. Llamé a mucha gente, a Cáritas, a Cruz Roja… para encontrar algún modo de sacar a esta persona de la ciudad. Pero no se puede ayudar porque es demasiado peligroso. Ayer vi un vídeo: un coche fue aplastado cerca de Chernichiv por un tanque; él no dejó salir de la ciudad a una familia; al aplastar el coche dos hombres murieron en el momento y el chico se quemó en llamas. Falta las palabras para estos trágicos momentos de guerra. Nos podemos preguntar: ¿Por qué lo hacen los rusos? Yo tengo dos respuestas. En primer lugar, la guerra saca de nosotros lo peor. No tendríamos que sorprendernos que durante esta guerra haya tanto sufrimiento e injusticia, que soldados violen y cuelguen a las mujeres, que tanquetas maten a los niños en sus camas durante el sueño. Durante la guerra, de nosotros sale lo peor.
Tengo también otra respuesta. ¿Por qué faltan los corredores humanitarios? Es una táctica militar: el enemigo utiliza a la gente civil como los escudos vivos. Es decir, cuando tienen sus armas escondidas entre las casas de gente civil entonces las armas ucranianas no les disparará. Otra vez se nota aquí muy claro que Rusia no busca el bien de los ciudadanos.
No todas las personas han podido huir de esta situación dramática. Pienso en los enfermos y tantos ancianos que han tenido que quedarse en sus casas. ¿Cómo se está atendiendo a estas personas vulnerables?
En guerra se nota mucha unión y cooperación entre la gente. Primero cuentan las conexiones familiares. Después la unión entre los ucranianos. El país se organizó muy rápido y muy bien. Desde el presidente y el ejercito hasta los médicos, bomberos o electricistas. Se nota que la gente es muy activa, muy creativa y moviliza mucha ayuda. Por eso el país intenta cuidar de la gente mayor: el banco sigue dando la pensión, los voluntarios entregan el agua, los alimentos, los pampers… Pero también es verdad que no siempre se puede evacuar a los ancianos y a los muy enfermos. El otro padre que vive conmigo en Kiev hace tres días fue a llevar a una familia el Santísimo ya que había una mujer enferma. La familia le contó con lágrimas su trágica situación. Se quedaron los niños y nietos para cuidarla. Pero durante el bombardeo todos corrieron al búnker y la abuela se quedó sola en su cama. Son las decisiones muy duras y difíciles cuando se es responsable de sus pequeños niños y de sus padres enfermos.
Muchas personas se encuentran escondidas en los búnkeres. ¿Podéis visitarles?
Sí, esto es posible, pero solamente durante el día. Por la noche está prohibido salir de casa. Sobre esta experiencia, más pueden contar los frailes carmelitas descalzos de Berdichiv. Allí en nuestra antigua iglesia del Siglo XVII, el alcalde nos pidió que organizáramos el búnker para esta parte de la ciudad. Cuando se oye la alarma, vienen a nuestro búnker hasta 200 personas. Después de la alarma se vuelven a sus casas. Y así se repite muchas veces durante el día y durante la noche. En Kiev nuestra iglesia y el monasterio no son grandes, y tenemos el sótano solamente para diez personas. Pero con los miembros del Carmelo Seglar vamos con la guitarra y con la biblia a un búnker en la ciudad. Con los cantos, las oraciones y los testimonios hemos creado un entrañable encanto con la gente allí escondida. Compartir la fe en Dios durante la guerra es muy importante y ayuda mucho, no solamente para otros, sino también para nosotros mismos. Estar solo con el miedo y con la incertidumbre no ayuda. Pero cuando salimos con la luz del Evangelio y con la sonrisa esto ayuda a los otros y a nosotros mismos.
La comunidad internacional se ha movilizado desde el primer momento para enviaros ayuda humanitaria. También la Iglesia, la Orden, está trabajando mucho para coordinar las ayudas. ¿Qué tipo de ayudas necesitáis en estos momentos?
Desde el primer día de la guerra la ayuda que llegaba del Carmelo Descalzo la organizamos en tres direcciones principales. La primera es ayudar a las madres con niños, que tienen miedo y quieren salir del país. Durante las primeras dos semanas de guerra, con nuestra ayuda salieron desde Berdichiv, los autobuses con 374 niños y 307 madres. Gran parte de las mujeres y niños fueron alojados en nuestros monasterios de la Provincia Carmelitana de Cracovia. Otro modo de ayuda es comprar en Polonia los medicamentos y llevárselos por la frontera a los hospitales con los que cooperamos en Berdichiv y en Kiev. La tercera es cuidar de la gente que se ha quedado en nuestras parroquias o cerca, en los monasterios carmelitanos. Llegamos a la gente mayor y a los niños, a la gente que se ha quedado sola y a las familias y traemos lo que necesitan: el alimento, los pampers para los niños, los materiales, los generadores de electricidad… Esto todo es posible con la ayuda que nos llega del Carmelo de todas partes del mundo.
La Orden no tiene una presencia muy grande en Ucrania. Las madres carmelitas ya han abandonado Ucrania. Vosotros, los frailes, quedáis 10 religiosos en 3 comunidades. ¿Cómo estáis viviendo las comunidades estos días tan intensos?
Nuestra Delegación cuenta con once padres y dos hermanos en formación. Durante la guerra hemos dividido nuestras fuerzas de personal para poder ayudar mas efectivamente. Es decir, tres padres están en Polonia para ser el puente de ayuda que llega a Ucrania; ocho padres y dos hermanos estamos en Ucrania en tres casas. Para nosotros es un tiempo muy intenso en oración y sobre todo en trabajo. Además, la guerra crea otro tipo de fraternidad entre nosotros. La guerra nos permite también ver que para ser feliz se necesita poco. Lo más importante son las relaciones y la amistad. Las cosas que necesitas, se pueden meter en una mochila en cinco minutos.
La religión es una dimensión importante en la vida de los ucranianos. ¿Cómo os está ayudando la fe para vivir estos momentos?
Para cada ucraniano del siglo XXI, la guerra es como una noche. No entiendes porque unos matan a los otros y cuesta creer que esto pase en tus calles. Tienes la impresión que es solamente un sueño y que mañana te levantarás e irás al trabajo y tus niños a la escuela. Pienso que la fe es como una luz durante la noche. Esto no significa que tenemos respuestas a todas las preguntas, pero tenemos la seguridad que todo está en las manos de Dios. Veo que mucha gente en estos días vuelve a Dios, porque la fe les da un sentido y una esperanza.
El Papa Francisco se ha mostrado consternado con la situación que estáis viviendo. Él mismo, fuera de los protocolos habituales, se presentó por sorpresa en la embajada rusa ante la Santa Sede para mostrar al embajador ruso su preocupación. Dos cardenales del Vaticano se han hecho presente en Ucrania para llevar el consuelo de toda la Iglesia. ¿Cómo estáis viviendo esta comunión eclesial? Recordemos, también, que los católicos son una minoría en Ucrania.
Desde el primer día sentimos una gran comunión con la Iglesia de todo el mundo. La oración de otras personas la valoramos ahora mucho. Dentro de algunos días el Papa Francisco va a consagrar Ucrania y Rusia al Corazón de María. Eso pedían los obispos de Ucrania. Y todos creemos que eso será no solamente un símbolo, sino una realidad espiritual, no menos importante para terminar esta guerra que las soluciones de los presidentes o soldados. La Iglesia nos es también un buen samaritano para Ucrania. El gran apoyo económico de Cáritas y otras instituciones nos ayuda a nosotros y a la gente más necesitada. Y durante la guerra no dividimos a la gente en católicos o no católicos. Dios nos envía a todos los necesitados.
Muchas personas tenían cierta esperanza de que el patriarca ortodoxo de Rusia, Kirill, mediase para que cesaran los bombardeos. No ha sido posible incluso ha dirigido unas palabras sorprendentes casi justificando esta invasión. ¿Cómo deberían de trabajar las religiones y las confesiones religiosas para construir una armonía de paz y de convivencia?
Pienso que siempre hay diferentes caminos para la unión. Alguna vez es importante empezar con el diálogo teológico saliendo de las Palabras del Señor. Otras veces es importante empezar, no con palabras, pero sí con obras. En mi opinión el tiempo de guerra es una buena oportunidad de hacer juntos algo bueno para la gente. Por ejemplo, nuestro obispo Pablo de Kharkiv vive en un búnker con el obispo ortodoxo y cada día, cuando hay pausa en los bombardeos, van juntos a un hospital para consolar a la gente y orar por ellos.
Volviendo a los refugiados, Polonia está recibiendo a un gran número de ellos y desde allí están llegando a nuestros países. Este conflicto ha potenciado aún más la colaboración entre los distintos países europeos. La solidaridad tanto para ayudar como para acoger está siendo importante.
Durante las últimas semanas, aquí, en las calles de Kiev experimenté, no solamente una vez, que alguien escuchando que soy de Polonia decía llorando: «Ahora sabemos que ese país es nuestro hermano». La solidaridad con Ucrania de parte de tantos países es algo impresionante. Los camiones llegan de toda Europa. Pero además de gratitud tengo otra convicción: En mi opinión esta solidaridad con Ucrania tendría que tener, no sólo la cara de Madre Teresa de Calcuta, también la de Juana de Arco. Todos queremos vivir en el mundo en el cual no se puede pasar al lado del hombre que recibe una paliza del otro más fuerte. ¿Por qué el mundo no reacciona cuando un país hace cosas tan terribles con el otro? Para mí la impotencia de Europa y de Estados Unidos para terminar esta guerra nos muestra que «el rey está desnudo».
Estoy escuchando a muchos refugiados decir que pronto regresarán de nuevo a su tierra y a sus casas. ¿Cómo crees que terminará este conflicto?
Cada guerra termina y ésta también terminará. Es difícil para mí decir algo sobre las consecuencias políticas o cambios de fronteras. Lo que más me preocupa son las heridas que quedarán en las mentes y corazones de las personas de todas generaciones. Reconstruir los edificios es más fácil que renovar a la gente que experimentó el horror de la guerra. En nuestros confesonarios vamos a escuchar sobre la guerra, todavía muchos años. Al mismo tiempo tengo esperanza cristiana que de esta cruz de Ucrania crezca algo bueno e importante para las próximas generaciones. La última palabra pertenece al Resucitado.
Gracias, P. Jozef, por darnos más claves para entender esta situación dramática que estáis viviendo. Como he dicho al comienzo de esta conversación, todos los días oramos por vosotros para que estéis protegidos por Dios y por la Virgen María, madre del Carmelo. Contar siempre con nuestra oración y nuestra solidaridad.
Muchas gracias por la posibilidad de divulgar lo que estamos viviendo, mis hermanos carmelitas descalzos y toda Ucrania en estos días. Tenemos la novena de san José. Que ese gran patrono de la Iglesia y del Carmelo defienda a nuestras familias y comunidades de este lobo.