
LOM 1186 Abril de 2025
LOM 1186 Abril de 2025
LOM 1185 Marzo de 2025
LOM 1184 Febrero de 2025
LOM 1183 Enero de 2025
LOM 1181 Noviembre de 2024
LOM 1182 Diciembre de 2024
LOM 1180 Octubre de 2024
LOM 1179 Agosto-Septiembre 2024
LOM 1178 Julio de 2024
LOM 1177 Junio de 2024
LOM 1176 Mayo de 2024
LOM 1175 Abril de 2024
LOM 1174 Marzo de 2024
LOM 1173 Febrero de 2024
LOM 1172 Enero de 2024
LOM 1171 Diciembre de 2023
LOM 1170 Noviembre de 2023
LOM 1169 Octubre de 2023
LOM 1168 Agosto-Septiembre de 2023
LOM 1167 Julio de 2023
LOM 1166 Junio de 2023
LOM 1165 Mayo de 2023
LOM 1164 abril 2023
LOM 1163 Marzo de 2023
LOM 1162 Febrero de 2023
LOM 1161 Enero de 2023
LOM 1160 Diciembre 2022
LOM 1159 Noviembre 2022
LOM 1158 octubre 2022
LOM 1157 agosto 2022
LOM 1156 Julio de 2022
LOM 1155 Junio de 2022
LOM 1154 Mayo de 2022
LOM 1152 Marzo de 2022
LOM 1151 Febrero de 2022
LOM 1150 Enero de 2022
LOM 1142 abril 2021
LOM 1141 marzo 2021
LOM 1140 febrero 2021
LOM 1139 enero 2021
Se cumplieron las peores expectativas. El 24 de febrero, Rusia comenzó la invasión de su vecino país Ucrania; convirtiendo esta última en una zona de guerra cuyos resultados estamos siguiendo con máxima preocupación.
Con máxima dureza y violencia, el gobierno ruso ha comenzado su incursión atacando incluso objetivos civiles como son centros sanitarios o residencias provocando centenares de muertos y un gran número de heridos.
Este tipo de conflictos genera, sobre todo, destrucción y éxodo masivo de la población. Mucha gente no ha tenido tiempo para escapar de la barbarie de la violencia. Se han quedado en sus casas con el miedo de que sean objetivos militares. Otros muchos, en cambio, justo con lo puesto y algo más cuando han podido, abandonaron sus casas buscando refugio en países cercanos.
Familias enteras, ancianos con limitaciones, jóvenes y niños han tenido que dejar su casa, su entorno para huir de la guerra. Han sido recibidos con el calor de la generosidad de muchas personas que crean, en este tipo de circunstancias, lazos de fraternidad y de generosidad. Por una parte, la guerra cruel que azota una realidad; por otra parte, la unión de países y de personas que creen y trabajan por la paz y la convivencia entre países y entre personas.
No entro a valorar las circunstancias de esta guerra porque la valoración es clara y firme. Todo conflicto armado, tenga las características que tenga, suceda donde suceda, es una muestra clara de que los intereses que mueven a algunos dirigentes políticos no es el bienestar y la prosperidad de sus pueblos o del conjunto de la comunidad internacional, sino una oportunidad para dividir a las personas y a los pueblos, fomentando el odio y la venganza, apostando no por las palabras sino por las armas. Los criterios son muy distintos y, en estos, casos vemos con claridad en qué manos están nuestros países y el futuro de los mismos.
Sentimos el dolor de todos aquellos que han perdido a sus seres queridos que no han podido abandonar Ucrania. Acogemos a todos los que vienen a nuestros países, para que experimenten que en nuestro mundo existen también personas generosas que quieren construir un mundo más humano y fraterno ¡Cuantas iniciativas solidarias han nacido en estas semanas en nuestro entorno! ¡Cuántas plegarias se han dirigido a Dios para que pueda iluminar las conciencias de nuestros líderes mundiales!
El Papa Francisco se está esforzando mucho para que la diplomacia pueda parar esta guerra. Así se expresaba en el rezo del ángelus del pasado día 13 de marzo: «En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren, pongan fin a los bombardeos y a los ataques. En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza! ¡En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren y pongan fin a los bombardeos y atentados! Se trabaje real y resueltamente en la negociación, y que los corredores humanitarios sean efectivos y seguros. En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza!».