

Oscarte ha recorrido ya 25 años al servicio de los más necesitados. ¿Cómo nació esta ONG y cómo fueron los primeros pasos?
Oscarte nació de la mano del Carmelita Descalzo Alfonso Alaiogoikoa Asuaga, natural de Larrabetzu en la Parroquia de El Karmelo de Santutxu, en el año 2000, pero no es hasta el 2006 que se empieza a trabajar en Guatemala. En aquella época El Carmelita Descalzo Cirilo Santamaría era coordinador del Centro Social Padre Navarro en la capital y se puso en contacto con Alfonso que viajó a Guatemala para trasladarle las necesidades que había en el Centro Social, así como en otros lugares del país en aquel momento. (Recordemos que en Guatemala alrededor del 59% de la población vive en condiciones de pobreza, y aproximadamente el 23% se encuentra en pobreza extrema). De esas reuniones salieron iniciativas que se fueron plasmando en proyectos de cooperación al desarrollo misionero. A partir de ese momento, se abrió una nueva vía de trabajo con Oscarte y organizaciones locales afines a las misiones carmelitanas.
Poco a poco, Oscarte se fue consolidando como una ONGD reconocida por su labor altruista dentro de la Orden de los Carmelita Descalzos y dentro de las instituciones públicas vascas. Veinticinco años después seguimos el legado del fundador de Oscarte, P. Alfonso, a través de un equipo técnico especialista en cooperación al desarrollo, pero sobre todo con mucha ilusión y mucho trabajo.
Gran parte de la actividad de esta ONG se ha centrado en Hispanoamérica, especialmente en Guatemala. ¿Cómo habéis visto la evolución del pueblo guatemalteco en estos años?
A lo largo de los años, hemos visto muchos cambios significativos en Guatemala. El país ha mostrado una gran resiliencia y capacidad de adaptación frente a desafíos como la pobreza, la desigualdad, la violencia o el cambio climático.
Además, ha habido un creciente interés en la educación y la participación comunitaria, lo que ha permitido que más personas se involucren en la toma de decisiones que afectan sus vidas. También se ha notado un esfuerzo por preservar la cultura y las tradiciones indígenas, lo cual es fundamental para la identidad del país.
Sin embargo, desde Oscarte somos conscientes de que todavía hay retos importantes por delante, como la corrupción y la falta de acceso a servicios básicos o la vulneración de los DDHH, en especial todos los que afectan a las mujeres y las niñas. La feminización de la pobreza en todas sus formas es un desafío constante. A pesar de esto, Guatemala es un país lleno de oportunidades y con muchas ganas de seguir prosperando.
Uno de los proyectos más importantes de vuestra ONG, y de otras carmelitanas, es la apuesta por la educación, para que los niños y jóvenes pueden recibir una educación sólida.
Creemos firmemente que la educación es fundamental para el desarrollo de las niñas, niños y jóvenes. A través de programas formativos y capacitaciones, buscamos no solo proporcionar conocimientos académicos, sino también fomentar valores, habilidades y la confianza necesaria para que se puedan enfrentar a los retos del futuro. En definitiva, crear capacidades para que tengan las herramientas necesarias para construir un mejor mañana.
Las mujeres también han sido beneficiarias de muchos de vuestros proyectos. Gracias a estos, un gran número de mujeres, muchas sin recursos, han podido formarse y ser emprendedoras para mantener sus familias.
Todos nuestros proyectos buscan empoderar a las mujeres, velar por sus derechos y radicar la violencia hacia ellas tanto en el ámbito local como global. Para ello la educación, la incidencia y el desarrollo comunitario son fundamentales.
Cuando el 25 de septiembre del 2015 se aprobó la Agenda 2030 en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, el ODS 5 paso a formar parte de una de nuestras líneas de trabajo. Este Objetivo de Desarrollo Sostenible, se centra en lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas, reconociendo que la igualdad de género es fundamental para el desarrollo sostenible y buscando herramientas que eliminen todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y niñas, garantizando su plena participación en la vida política, económica y pública.
Sois una ONG pequeña, relativamente, pero con gran ilusión. ¿Cómo trabajáis la sensibilidad misionera aquí, en Bilbao?
Los proyectos que tenemos de educación para la transformación social financiados por la cooperación pública vasca junto con las cuotas de las personas socias son los que nos dan cobertura para trabajar por ¨un mundo mejor, sin dejar a nadie atrás. A parte tenemos una base social que es la que da sentido a Oscarte formado por una junta directiva, cuyo Presidente también es Carmelita Descalzo, Felipe Garate Velar, tres expertas en cooperación, personas socias, personas voluntarias, y carmelita descalzos que siempre están dispuestos a ayudarnos. La sensibilidad misionera esta siempre presente y es nuestro foco. Sin la presencia de los Carmelitas Descalzos y su apoyo incondicional no podríamos seguir adelante. Nuestra sede está en el Karmelo de Santutxu, tenemos una relación muy estrecha con todos los frailes, nos interesamos por su día a día y ellos por el nuestro. Somos una familia.
Desde vuestra experiencia, ¿consideráis que aquí, en nuestra realidad occidental, tenemos la suficiente sensibilidad misionera? ¿Cómo podemos ser más misioneros?
Todas las personas pensábamos que tras la pandemia seriamos más solidarias y más empáticas, pero no ha sido así. La solidaridad está, en un momento de crisis, y nuestra misión es la de poner en el centro a las personas más desfavorecidas y atender sus necesidades, defender sus derechos y poner en valor nuestro trabajo de estos 25 años a favor de estas personas. Tal y como dice nuestro lema son 25 años de Cooperación Solidaria, 25 urte Elkar Lankidetzan y esperemos que sean muchos más.
Sin las personas socias de Oscarte esta labor no se hubiera podido llevar a cabo, cada persona es un granito de arena a lo que hacemos. Todas ellas, son un pilar fundamental, sin su sensibilidad misionera no podríamos llevar a cabo nuestra obra social. Aprovechamos también para hacer un llamamiento a las personas que quieran hacerse socias de Oscarte o en su caso cualquier donativo o aporte con el que quieran apoyar.
Por último, esta ONG nació gracias al entusiasmo de varios carmelitas descalzos. ¿Qué ha supuesto para vosotros el contacto directo con estos misioneros?
Es un contacto estrecho y diario ya que la sede de Oscarte se encuentra en Santutxu, en la Parroquia de El Karmelo. Seguimos el legado del P. Alfonso Alaiogoikoa y del P. Cirilo Santa María. Su dedicación y compromiso con las comunidades a las que han servido ha sido nuestra hoja de ruta siempre.
Nuestro compromiso como personal técnico y expertas en cooperación al desarrollo es seguir trabajando en una cooperación al desarrollo de calidad, dando voz a los colectivos más desfavorecidos, dedicando nuestras energías a presentar proyectos de gran calidad técnica que tengan un gran imparto tanto en Guatemala como en Bizkaia.
En resumen, la interacción con estos misioneros durante estos años no solo ha fortalecido nuestra misión como organización, sino que también ha fortalecido nuestro compromiso con la justicia social y el desarrollo sostenible.
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Oscarte ha recorrido ya 25 años al servicio de los más necesitados. ¿Cómo nació esta ONG y cómo fueron los primeros pasos?
Oscarte nació de la mano del Carmelita Descalzo Alfonso Alaiogoikoa Asuaga, natural de Larrabetzu en la Parroquia de El Karmelo de Santutxu, en el año 2000, pero no es hasta el 2006 que se empieza a trabajar en Guatemala. En aquella época El Carmelita Descalzo Cirilo Santamaría era coordinador del Centro Social Padre Navarro en la capital y se puso en contacto con Alfonso que viajó a Guatemala para trasladarle las necesidades que había en el Centro Social, así como en otros lugares del país en aquel momento. (Recordemos que en Guatemala alrededor del 59% de la población vive en condiciones de pobreza, y aproximadamente el 23% se encuentra en pobreza extrema). De esas reuniones salieron iniciativas que se fueron plasmando en proyectos de cooperación al desarrollo misionero. A partir de ese momento, se abrió una nueva vía de trabajo con Oscarte y organizaciones locales afines a las misiones carmelitanas.
Poco a poco, Oscarte se fue consolidando como una ONGD reconocida por su labor altruista dentro de la Orden de los Carmelita Descalzos y dentro de las instituciones públicas vascas. Veinticinco años después seguimos el legado del fundador de Oscarte, P. Alfonso, a través de un equipo técnico especialista en cooperación al desarrollo, pero sobre todo con mucha ilusión y mucho trabajo.
Gran parte de la actividad de esta ONG se ha centrado en Hispanoamérica, especialmente en Guatemala. ¿Cómo habéis visto la evolución del pueblo guatemalteco en estos años?
A lo largo de los años, hemos visto muchos cambios significativos en Guatemala. El país ha mostrado una gran resiliencia y capacidad de adaptación frente a desafíos como la pobreza, la desigualdad, la violencia o el cambio climático.
Además, ha habido un creciente interés en la educación y la participación comunitaria, lo que ha permitido que más personas se involucren en la toma de decisiones que afectan sus vidas. También se ha notado un esfuerzo por preservar la cultura y las tradiciones indígenas, lo cual es fundamental para la identidad del país.
Sin embargo, desde Oscarte somos conscientes de que todavía hay retos importantes por delante, como la corrupción y la falta de acceso a servicios básicos o la vulneración de los DDHH, en especial todos los que afectan a las mujeres y las niñas. La feminización de la pobreza en todas sus formas es un desafío constante. A pesar de esto, Guatemala es un país lleno de oportunidades y con muchas ganas de seguir prosperando.
Uno de los proyectos más importantes de vuestra ONG, y de otras carmelitanas, es la apuesta por la educación, para que los niños y jóvenes pueden recibir una educación sólida.
Creemos firmemente que la educación es fundamental para el desarrollo de las niñas, niños y jóvenes. A través de programas formativos y capacitaciones, buscamos no solo proporcionar conocimientos académicos, sino también fomentar valores, habilidades y la confianza necesaria para que se puedan enfrentar a los retos del futuro. En definitiva, crear capacidades para que tengan las herramientas necesarias para construir un mejor mañana.
Las mujeres también han sido beneficiarias de muchos de vuestros proyectos. Gracias a estos, un gran número de mujeres, muchas sin recursos, han podido formarse y ser emprendedoras para mantener sus familias.
Todos nuestros proyectos buscan empoderar a las mujeres, velar por sus derechos y radicar la violencia hacia ellas tanto en el ámbito local como global. Para ello la educación, la incidencia y el desarrollo comunitario son fundamentales.
Cuando el 25 de septiembre del 2015 se aprobó la Agenda 2030 en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, el ODS 5 paso a formar parte de una de nuestras líneas de trabajo. Este Objetivo de Desarrollo Sostenible, se centra en lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas, reconociendo que la igualdad de género es fundamental para el desarrollo sostenible y buscando herramientas que eliminen todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y niñas, garantizando su plena participación en la vida política, económica y pública.
Sois una ONG pequeña, relativamente, pero con gran ilusión. ¿Cómo trabajáis la sensibilidad misionera aquí, en Bilbao?
Los proyectos que tenemos de educación para la transformación social financiados por la cooperación pública vasca junto con las cuotas de las personas socias son los que nos dan cobertura para trabajar por ¨un mundo mejor, sin dejar a nadie atrás. A parte tenemos una base social que es la que da sentido a Oscarte formado por una junta directiva, cuyo Presidente también es Carmelita Descalzo, Felipe Garate Velar, tres expertas en cooperación, personas socias, personas voluntarias, y carmelita descalzos que siempre están dispuestos a ayudarnos. La sensibilidad misionera esta siempre presente y es nuestro foco. Sin la presencia de los Carmelitas Descalzos y su apoyo incondicional no podríamos seguir adelante. Nuestra sede está en el Karmelo de Santutxu, tenemos una relación muy estrecha con todos los frailes, nos interesamos por su día a día y ellos por el nuestro. Somos una familia.
Desde vuestra experiencia, ¿consideráis que aquí, en nuestra realidad occidental, tenemos la suficiente sensibilidad misionera? ¿Cómo podemos ser más misioneros?
Todas las personas pensábamos que tras la pandemia seriamos más solidarias y más empáticas, pero no ha sido así. La solidaridad está, en un momento de crisis, y nuestra misión es la de poner en el centro a las personas más desfavorecidas y atender sus necesidades, defender sus derechos y poner en valor nuestro trabajo de estos 25 años a favor de estas personas. Tal y como dice nuestro lema son 25 años de Cooperación Solidaria, 25 urte Elkar Lankidetzan y esperemos que sean muchos más.
Sin las personas socias de Oscarte esta labor no se hubiera podido llevar a cabo, cada persona es un granito de arena a lo que hacemos. Todas ellas, son un pilar fundamental, sin su sensibilidad misionera no podríamos llevar a cabo nuestra obra social. Aprovechamos también para hacer un llamamiento a las personas que quieran hacerse socias de Oscarte o en su caso cualquier donativo o aporte con el que quieran apoyar.
Por último, esta ONG nació gracias al entusiasmo de varios carmelitas descalzos. ¿Qué ha supuesto para vosotros el contacto directo con estos misioneros?
Es un contacto estrecho y diario ya que la sede de Oscarte se encuentra en Santutxu, en la Parroquia de El Karmelo. Seguimos el legado del P. Alfonso Alaiogoikoa y del P. Cirilo Santa María. Su dedicación y compromiso con las comunidades a las que han servido ha sido nuestra hoja de ruta siempre.
Nuestro compromiso como personal técnico y expertas en cooperación al desarrollo es seguir trabajando en una cooperación al desarrollo de calidad, dando voz a los colectivos más desfavorecidos, dedicando nuestras energías a presentar proyectos de gran calidad técnica que tengan un gran imparto tanto en Guatemala como en Bizkaia.
En resumen, la interacción con estos misioneros durante estos años no solo ha fortalecido nuestra misión como organización, sino que también ha fortalecido nuestro compromiso con la justicia social y el desarrollo sostenible.