

Si hoy vuelvo a recordar esos años se debe a la amable invitación del actual Director, el P. Jon Korta, en quien yo descargué la tarea de la publicación de la Revista, al cumplir los CIEN AÑOS de existencia de esa publicación. Toda una vida al servicio de la Misión, trabajo que esta publicación ha tenido como su gran tarea. La «MAGNUM OPUS», con que soñó su fundador, «LA OBRA MÁXIMA» que él echo a andar, ahora hace CIEN AÑOS.
Sí recuerdo que lo primero que hice al recibir ese encargo, cuando me encontraba en un «pequeño cielo en la tierra», lejos de España, en Chaclacayo-Lima, fundando una Casa de Oración carmelitana junto a dos maravillosos hermanos carmelitas descalzos: José San Martín y Pedro Aller, fue acudir al primer número de esta Revista para entrar en el corazón del Ven. P. Juan Vicente y escuchar de él lo que quería fuese esta publicación. Años más tarde, otra fuente de deseos y posibilidades, me las dio el entonces General de la Orden, P. Felipe Sainz de Baranda en una carta dirigida al P. Provincial.
Ahora recuerdo que, cuando la Revista cumplió el número 1.000, publiqué, en ese número extraordinario (yo era entonces el Director de la Revista), el itinerario de «La Obra Máxima» en esos mil números publicados.
Al haber palpado en Lima la sufriente miseria en la que vivían miles y miles de personas emigradas del campo, huyendo de la guerrilla, y hacinadas en la periferia de la capital, quise ayudar a los más vulnerables, los niños, echando a andar el Programa de «Apadrinamientos Familiares». La gran ayuda que, desde ellos, se ha prestado a la niñez en esos asentamientos (con muy poco de «humanos») ha sido algo importante, con la ayuda de la «ONGD carmelitana Oscar de Perú». Mi gran ilusión era llegar a los quinientos Apadrinamientos en cinco años. Salí del Centro cuando ya casi lo había logrado.
Otra gran tarea del P. Juan Vicente fue el estar presente en las diversas «Exposiciones misionales», que a nivel nacional se celebraron y en las que él colaboró con gran cantidad de material. Yo quise continuar con esa iniciativa montando una Exposición permanente. Algo de todo ese material traído, se encontraba expuesto y guardado en las oficinas del Centro. Al realizar las obras de restauración del edificio se guardó todo y ahí permanecía en el sótano. Realizadas las obras y trasladada la Oficina del Centro a la planta baja del Edificio, a ras de calle, el segundo piso se aprovechó para dos grandes deseos del P. Juan Vicente y del P. General: una Exposición misionera y una Biblioteca Misional. Aprovechando la mitad del Apartamento se montó una pequeña, pero hermosa Exposición misional, con el material bien guardado en el sótano. Quedó muy presentable. Aún recuerdo lo que me dijo un Padre Jesuita que la visitó, cuando se enteró de su existencia, y que me regañó porque «una Exposición tan hermosa, la teníamos cerrada al público».
La siguiente tarea fue montar la «Biblioteca Misional». Purgamos la Biblioteca existente de las publicaciones no misioneras y mantuvimos las que sí lo eran, abriendo, al mismo tiempo, un apartado en ella dedicado a la Patrona de las Misiones, Santa Teresita.
Se instaló esta Biblioteca en uno de los dos grandes espacios de ese Apartamento. Se compraron las estanterías necesarias y se contrató una trabajadora para la organización de los volúmenes de Historia y Temas misioneros existentes en la biblioteca y para la realización de un fichero. Nos hicimos con nuevas publicaciones de temas misionales, así como sobre Santa Teresita para ir poniéndonos al día. Yo dejé montada la Biblioteca, hecho el fichero y por comenzar un fichero de los artículos publicados en las varias y buenas revistas misioneras que el Centro recibía para ponerlos al servicio de los posibles investigadores interesados.
Otro gran deseo del P. Juan Vicente y del P. General fue la publicación de una Colección sobre temas misioneros. El P. Juan Vicente echó a andar esa Colección con el título de «BIBLIOTECA CARMELITANO-TERESIANA DE MISIONES». En su tiempo se publicaron los cinco primeros tomos. El último tomo llevaba como título: «La Misión carmelitana de Goa». El P. Félix Malaxechevarría, muchos, muchísimos años después, publicó, siendo Director del Centro otros cuatro tomos. En mi tiempo se publicaron otros tres tomos y quedó para entrar en imprenta el tomo sobre la Misión de Sucumbíos con su hermosa historia de evangelización y su injusta extinción desde Roma, como colofón. ¿Se seguirá algún día?.
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Si hoy vuelvo a recordar esos años se debe a la amable invitación del actual Director, el P. Jon Korta, en quien yo descargué la tarea de la publicación de la Revista, al cumplir los CIEN AÑOS de existencia de esa publicación. Toda una vida al servicio de la Misión, trabajo que esta publicación ha tenido como su gran tarea. La «MAGNUM OPUS», con que soñó su fundador, «LA OBRA MÁXIMA» que él echo a andar, ahora hace CIEN AÑOS.
Sí recuerdo que lo primero que hice al recibir ese encargo, cuando me encontraba en un «pequeño cielo en la tierra», lejos de España, en Chaclacayo-Lima, fundando una Casa de Oración carmelitana junto a dos maravillosos hermanos carmelitas descalzos: José San Martín y Pedro Aller, fue acudir al primer número de esta Revista para entrar en el corazón del Ven. P. Juan Vicente y escuchar de él lo que quería fuese esta publicación. Años más tarde, otra fuente de deseos y posibilidades, me las dio el entonces General de la Orden, P. Felipe Sainz de Baranda en una carta dirigida al P. Provincial.
Ahora recuerdo que, cuando la Revista cumplió el número 1.000, publiqué, en ese número extraordinario (yo era entonces el Director de la Revista), el itinerario de «La Obra Máxima» en esos mil números publicados.
Al haber palpado en Lima la sufriente miseria en la que vivían miles y miles de personas emigradas del campo, huyendo de la guerrilla, y hacinadas en la periferia de la capital, quise ayudar a los más vulnerables, los niños, echando a andar el Programa de «Apadrinamientos Familiares». La gran ayuda que, desde ellos, se ha prestado a la niñez en esos asentamientos (con muy poco de «humanos») ha sido algo importante, con la ayuda de la «ONGD carmelitana Oscar de Perú». Mi gran ilusión era llegar a los quinientos Apadrinamientos en cinco años. Salí del Centro cuando ya casi lo había logrado.
Otra gran tarea del P. Juan Vicente fue el estar presente en las diversas «Exposiciones misionales», que a nivel nacional se celebraron y en las que él colaboró con gran cantidad de material. Yo quise continuar con esa iniciativa montando una Exposición permanente. Algo de todo ese material traído, se encontraba expuesto y guardado en las oficinas del Centro. Al realizar las obras de restauración del edificio se guardó todo y ahí permanecía en el sótano. Realizadas las obras y trasladada la Oficina del Centro a la planta baja del Edificio, a ras de calle, el segundo piso se aprovechó para dos grandes deseos del P. Juan Vicente y del P. General: una Exposición misionera y una Biblioteca Misional. Aprovechando la mitad del Apartamento se montó una pequeña, pero hermosa Exposición misional, con el material bien guardado en el sótano. Quedó muy presentable. Aún recuerdo lo que me dijo un Padre Jesuita que la visitó, cuando se enteró de su existencia, y que me regañó porque «una Exposición tan hermosa, la teníamos cerrada al público».
La siguiente tarea fue montar la «Biblioteca Misional». Purgamos la Biblioteca existente de las publicaciones no misioneras y mantuvimos las que sí lo eran, abriendo, al mismo tiempo, un apartado en ella dedicado a la Patrona de las Misiones, Santa Teresita.
Se instaló esta Biblioteca en uno de los dos grandes espacios de ese Apartamento. Se compraron las estanterías necesarias y se contrató una trabajadora para la organización de los volúmenes de Historia y Temas misioneros existentes en la biblioteca y para la realización de un fichero. Nos hicimos con nuevas publicaciones de temas misionales, así como sobre Santa Teresita para ir poniéndonos al día. Yo dejé montada la Biblioteca, hecho el fichero y por comenzar un fichero de los artículos publicados en las varias y buenas revistas misioneras que el Centro recibía para ponerlos al servicio de los posibles investigadores interesados.
Otro gran deseo del P. Juan Vicente y del P. General fue la publicación de una Colección sobre temas misioneros. El P. Juan Vicente echó a andar esa Colección con el título de «BIBLIOTECA CARMELITANO-TERESIANA DE MISIONES». En su tiempo se publicaron los cinco primeros tomos. El último tomo llevaba como título: «La Misión carmelitana de Goa». El P. Félix Malaxechevarría, muchos, muchísimos años después, publicó, siendo Director del Centro otros cuatro tomos. En mi tiempo se publicaron otros tres tomos y quedó para entrar en imprenta el tomo sobre la Misión de Sucumbíos con su hermosa historia de evangelización y su injusta extinción desde Roma, como colofón. ¿Se seguirá algún día?.