

En la zona del epicentro, casi toda en el alto Atlas, las aldeas pobres y de difícil acceso quedaron completamente destruidas y muchos otros sitios resultaron afectados.
La ciudad de Tánger, donde está situado nuestro monasterio, en el norte del país, a más de quinientos kilómetros de distancia, no fue sacudida físicamente, pero sus habitantes, como todos los habitantes de este reino, se sintieron conmocionados por esta noticia, y más a medida que se conocía el alcance de la calamidad, en la madrugada del 9 de septiembre. Hora tras hora, la valoración del número de víctimas y de los daños fue aumentando… y las muestras de solidaridad se extendieron también… Incluso más allá de nuestras fronteras.
En primer lugar, orando por los muertos, los supervivientes, los salvadores, los gobernantes, etc… Los musulmanes creen que Dios es compasivo y misericordioso ¿Cómo no confiarle con esperanza las almas de los difuntos? En un contexto de rescates, cada hora que pasa es importante, incluso decisiva… ¿Cómo no buscar la intercesión de Nuestra Señora de Marruecos? «María, madre de Jesús», amada también por muchos de nuestros hermanos y hermanas musulmanes. Desde la mañana del 9 de septiembre estas intenciones fueron llevadas en nuestra Eucaristía (aquí nos enteramos de la noticia antes de recibir una lluvia de mensajes). El día 10, todas las Misas de las dos diócesis fueron celebradas por esta intención, extendiendo esta plegaria en la liturgia de las horas, y lo que cada una vive y ofrece en su corazón…
El día 9 por la mañana, quisimos añadir nuestras gotas de agua a los ríos de caridad en acción, y tres hermanas acudieron al centro de transfusión de sangre de Tánger para donar. ¡Había más de quinientas personas! Se habían sacado a la calle sillas de gala para fomentar la espera; la buena organización y la limpieza fueron impresionantes.
Durante más de cuatro horas de espera, ¡qué calma hubo entre todos y qué palabras de agradecimiento hacia las hermanas cristianas! ¡Llegó un vecino del monasterio, orgulloso de decir que somos de su barrio! Ya veis, no somos solo «toleradas», sino que nuestra presencia como «oración entre otras oraciones» es bien recibida en esta tierra, y el corazón agradecido del hermano y hermana marroquí se expresa incluso por medio de pequeños videos en las redes sociales, mostrándonos en el centro de donación de sangre.
Toda la pequeña Iglesia local, tan familiar, se movilizó, con el cardenal Cristóbal López, arzobispo de Rabat, la diócesis más afectada por el seísmo, a la cabeza. Todo está inmediatamente dispuesto para la recepción de la ayuda5. Está prevista una salida en furgoneta desde Tánger el lunes 11 de septiembre y dejaremos cajas de latas de atún, carne, queso, maíz, etc. en la puerta de Cáritas, cerca de la catedral, después de haber casi «saqueado» en el Carrefour gracias al apoyo de una federación de Carmelitas Descalzas de Italia y de diversos Monasterios amigos.
Contactamos con el Padre Manuel Corullón, Guardián de nuestros hermanos franciscanos de Marrakech. Gracias a Dios, su convento sufrió daños mínimos. Está en primera línea ayudando a las víctimas, asombrado por la disponibilidad y generosidad de sus feligreses. Las ganancias de estos últimos meses de la venta de nuestras artesanías en Marrakech, que él tuvo la amabilidad de organizar, las destinamos a ayudar a los más afectados por el terremoto.
Cabe mencionar aquí todos los mensajes llenos de simpatía que hemos recibido, de familias, amigos, carmelitas descalzos vinculados a nuestra comunidad, jóvenes que se han alojado en nuestro albergue para pasar un tiempo de voluntariado en Tánger, etc.… Testimonios de compasión a menudo acompañados de un compromiso material. El propio Padre General tuvo la amabilidad de enviarnos un mensaje de cercanía y bendición.
¿Cómo no mencionar finalmente la dignidad de los marroquíes? La aceptación pacífica de la voluntad de Dios, habitual aquí, puede parecer a los occidentales un exceso de resignación. Sigue siendo un testimonio fuerte, sobre todo porque no pone freno al valor de este pueblo y a su capacidad de reacción ¡Las obras iniciadas a la entrada del monasterio unos días antes se detuvieron inmediatamente!… el encargado de la obra participaba en un enorme convoy hacia los pueblos derrumbados. Nos envía imágenes participando en la zona del terremoto, de la distribución de las donaciones de tangerinos, que han donado de todo para auxiliar a las víctimas.
Alegrías como, por ejemplo, las que siguieron al descubrimiento de un recién nacido rescatado vivo debajo de los escombros, gracias a la protección de su madre, fallecida en el seísmo– y las esperanzas de este pueblo al que hemos sido enviados.
Nos sumamos al mensaje dirigido a nuestros hermanos y hermanas marroquíes por nuestros dos arzobispos y los demás líderes cristianos de esta tierra: «Por favor, Dios, ayúdanos a sacar consecuencias positivas de este doloroso acontecimiento, transformando el corazón de todos nosotros en uno solo»: misericordiosos, solidarios y tiernos con todos nuestros hermanos y hermanas, cuando están en apuros».
Dos días después de este doloroso terremoto, nuestra tierra del Norte de África se conmueve de nuevo por una tragedia: las inundaciones en Libia. Cómo poder medir el dolor de nuestros hermanos y hermanas en esta tierra que ya llevaban sobre sí la pesada cruz de una guerra interminable… nuestra oración y ofrenda quiere intensificarse más y más. En la Santa Misa de estos días, repetimos como respuesta del Salmo responsorial: «el Señor es Bueno con todos…». Señor, creemos en tu amor, Tú eres siempre compasivo y lleno de Misericordia, no abandones la obra de Tus Manos, apiádate de tu pueblo, Tú que eres Bueno.
Permanecemos unidas en la oración y en la esperanza.
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En la zona del epicentro, casi toda en el alto Atlas, las aldeas pobres y de difícil acceso quedaron completamente destruidas y muchos otros sitios resultaron afectados.
La ciudad de Tánger, donde está situado nuestro monasterio, en el norte del país, a más de quinientos kilómetros de distancia, no fue sacudida físicamente, pero sus habitantes, como todos los habitantes de este reino, se sintieron conmocionados por esta noticia, y más a medida que se conocía el alcance de la calamidad, en la madrugada del 9 de septiembre. Hora tras hora, la valoración del número de víctimas y de los daños fue aumentando… y las muestras de solidaridad se extendieron también… Incluso más allá de nuestras fronteras.
En primer lugar, orando por los muertos, los supervivientes, los salvadores, los gobernantes, etc… Los musulmanes creen que Dios es compasivo y misericordioso ¿Cómo no confiarle con esperanza las almas de los difuntos? En un contexto de rescates, cada hora que pasa es importante, incluso decisiva… ¿Cómo no buscar la intercesión de Nuestra Señora de Marruecos? «María, madre de Jesús», amada también por muchos de nuestros hermanos y hermanas musulmanes. Desde la mañana del 9 de septiembre estas intenciones fueron llevadas en nuestra Eucaristía (aquí nos enteramos de la noticia antes de recibir una lluvia de mensajes). El día 10, todas las Misas de las dos diócesis fueron celebradas por esta intención, extendiendo esta plegaria en la liturgia de las horas, y lo que cada una vive y ofrece en su corazón…
El día 9 por la mañana, quisimos añadir nuestras gotas de agua a los ríos de caridad en acción, y tres hermanas acudieron al centro de transfusión de sangre de Tánger para donar. ¡Había más de quinientas personas! Se habían sacado a la calle sillas de gala para fomentar la espera; la buena organización y la limpieza fueron impresionantes.
Durante más de cuatro horas de espera, ¡qué calma hubo entre todos y qué palabras de agradecimiento hacia las hermanas cristianas! ¡Llegó un vecino del monasterio, orgulloso de decir que somos de su barrio! Ya veis, no somos solo «toleradas», sino que nuestra presencia como «oración entre otras oraciones» es bien recibida en esta tierra, y el corazón agradecido del hermano y hermana marroquí se expresa incluso por medio de pequeños videos en las redes sociales, mostrándonos en el centro de donación de sangre.
Toda la pequeña Iglesia local, tan familiar, se movilizó, con el cardenal Cristóbal López, arzobispo de Rabat, la diócesis más afectada por el seísmo, a la cabeza. Todo está inmediatamente dispuesto para la recepción de la ayuda5. Está prevista una salida en furgoneta desde Tánger el lunes 11 de septiembre y dejaremos cajas de latas de atún, carne, queso, maíz, etc. en la puerta de Cáritas, cerca de la catedral, después de haber casi «saqueado» en el Carrefour gracias al apoyo de una federación de Carmelitas Descalzas de Italia y de diversos Monasterios amigos.
Contactamos con el Padre Manuel Corullón, Guardián de nuestros hermanos franciscanos de Marrakech. Gracias a Dios, su convento sufrió daños mínimos. Está en primera línea ayudando a las víctimas, asombrado por la disponibilidad y generosidad de sus feligreses. Las ganancias de estos últimos meses de la venta de nuestras artesanías en Marrakech, que él tuvo la amabilidad de organizar, las destinamos a ayudar a los más afectados por el terremoto.
Cabe mencionar aquí todos los mensajes llenos de simpatía que hemos recibido, de familias, amigos, carmelitas descalzos vinculados a nuestra comunidad, jóvenes que se han alojado en nuestro albergue para pasar un tiempo de voluntariado en Tánger, etc.… Testimonios de compasión a menudo acompañados de un compromiso material. El propio Padre General tuvo la amabilidad de enviarnos un mensaje de cercanía y bendición.
¿Cómo no mencionar finalmente la dignidad de los marroquíes? La aceptación pacífica de la voluntad de Dios, habitual aquí, puede parecer a los occidentales un exceso de resignación. Sigue siendo un testimonio fuerte, sobre todo porque no pone freno al valor de este pueblo y a su capacidad de reacción ¡Las obras iniciadas a la entrada del monasterio unos días antes se detuvieron inmediatamente!… el encargado de la obra participaba en un enorme convoy hacia los pueblos derrumbados. Nos envía imágenes participando en la zona del terremoto, de la distribución de las donaciones de tangerinos, que han donado de todo para auxiliar a las víctimas.
Alegrías como, por ejemplo, las que siguieron al descubrimiento de un recién nacido rescatado vivo debajo de los escombros, gracias a la protección de su madre, fallecida en el seísmo– y las esperanzas de este pueblo al que hemos sido enviados.
Nos sumamos al mensaje dirigido a nuestros hermanos y hermanas marroquíes por nuestros dos arzobispos y los demás líderes cristianos de esta tierra: «Por favor, Dios, ayúdanos a sacar consecuencias positivas de este doloroso acontecimiento, transformando el corazón de todos nosotros en uno solo»: misericordiosos, solidarios y tiernos con todos nuestros hermanos y hermanas, cuando están en apuros».
Dos días después de este doloroso terremoto, nuestra tierra del Norte de África se conmueve de nuevo por una tragedia: las inundaciones en Libia. Cómo poder medir el dolor de nuestros hermanos y hermanas en esta tierra que ya llevaban sobre sí la pesada cruz de una guerra interminable… nuestra oración y ofrenda quiere intensificarse más y más. En la Santa Misa de estos días, repetimos como respuesta del Salmo responsorial: «el Señor es Bueno con todos…». Señor, creemos en tu amor, Tú eres siempre compasivo y lleno de Misericordia, no abandones la obra de Tus Manos, apiádate de tu pueblo, Tú que eres Bueno.
Permanecemos unidas en la oración y en la esperanza.