

El camino sinodal de la iglesia querido por el Papa Francisco nos pone delante una puerta que siempre tiene que permanecer abierta a todos, para escucharnos y así descubrir nuevos caminos. Las tres palabras claves del proceso sinodal son: comunión, participación y misión.
En Egipto, viviendo una realidad plurireligiosa, estamos casi obligados a hacer este camino de escucha entre las diferentes religiones: musulamnes, coptos ortodoxos, varias confesiones cristiana y coptos católicos. Un camino sinodal que nos hace ser humildes y abiertos al diálogo, que regenera el respeto recíproco que se convierte, con el paso del tiempo, una fuente inagotable de solidaridad en favor de aquellos que más necesitan y viven al marginados de la sociedad. La realidad social de Egipto ofrece una gran posibilidad de ayudar a aquellos que muchas veces, para algunos, son invisibles y no tienen voz en nuestra sociedad.
LA POBREZA NO TIENE RELIGIÓN
Cada día que pasa estoy más convencido que la pobreza no tiene ni color, ni religión, ni partido político, sino que constriñe a millones de personas a perder lentamente la propia dignidad humana, a estar sujetos a normas de esclavitud laboral, a venderse por un pedazo de pan, que ven como se les cierran las puertas a un trabajo digno, a una dignidad que los demás sí la tenemos.
Los pobres los tenemos en todas partes. También en Egipto donde, lamentablemente, crecen. Están, como repite a menudo el Papa Francisco «en las periferias existenciales».
Caminar junto a los pobres significa ponerse a escucharles sus sufrimientos, sus necesidades, amarles y dejarse amar por ellos sin olvidar, tampoco, que los pobres nos evangelizan desde su simplicidad y su silencio.
EL CARMELO EN EGIPTO CAMINA CON EL PUEBLO
Nosotros, los carmelitas descalzos, somos, como digo a menudo, un grano de arena en el desierto, pero el desierto está hecho de granos de arena que juntos hacen el todo. Nos estamos preparando para la celebración de los 100 años de nuestra presencia en Egipto que lo cumpliremos en el 2026. En estos 100 años de presencia carmelitana, se han puesto en marcha muchísimas iniciativas gracias a los religiosos que han venido a este país desde varias partes del mundo. Nuestra presencia está bien consolidada sea por el estilo de vida, en la escuela de Santa Teresa, así como la difusión de la espiritualidad carmelitana por ejemplo en la Basílica de Santa Teresa del Niño Jesús que tanta ayuda ha recibido desde La Obra Máxima (LOM).
Hay otro proyecto interesante, social, que custodiamos con cariño y dedicación, también con la ayuda de la Orden. Se trata del hospital Santa Teresa. En este hospital seguimos acogiendo, a pesar de muchas dificultades, a miles de enfermos que vienen con alegría porque en este hospital carmelitano encuentran una acogida especial. Gracias al buen trabajo de los religiosos Makul Fara y Jacques Artignan, se han realizado obras para acondicionar mejor los espacios para la atención de los enfermos. Recuerdo, de nuevo, que en este hospital acogemos a todos los que necesitan ayuda. No dejamos a nadie en la calle, ni excluimos a nadie por su condición social o religiosa. Es la casa de todos. ¡Gracias a todos los que ayudáis para que este proyecto siga adelante!.
Sufrimos al ver que muchos enfermos mueren con las recetas en los bolsillos ya que no tienen dinero para comprar las medicinas. No llegamos a ayudar a todos pero tenemos el corazón abierto y seguiremos ofreciendo lo que tenemos, nuestros recursos y nuestro amor.
El Carmelo Teresiano en Egipto sigue en camino, con la Iglesia, con la Orden y con el pueblo. Dios nos ha bendecido con tres nuevos sacerdotes. Es un gran don de Dios que nos permite discernir la apertura de otras presencias carmelitanas de Egipto. Hay jóvenes en proceso de discernimiento vocacional. La sequía vocacional es grande pero nosotros seguimos sembrando para que los hijos de Santa Teresa puedan seguir ofreciendo sus vidas y su espiritualidad a este pueblo de Dios. Oren para que el Señor nos siga bendiciendo con nuevas vocaciones. Siempre agradecido a Dios y a LOM por su gran apoyo y cercanía.
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El camino sinodal de la iglesia querido por el Papa Francisco nos pone delante una puerta que siempre tiene que permanecer abierta a todos, para escucharnos y así descubrir nuevos caminos. Las tres palabras claves del proceso sinodal son: comunión, participación y misión.
En Egipto, viviendo una realidad plurireligiosa, estamos casi obligados a hacer este camino de escucha entre las diferentes religiones: musulamnes, coptos ortodoxos, varias confesiones cristiana y coptos católicos. Un camino sinodal que nos hace ser humildes y abiertos al diálogo, que regenera el respeto recíproco que se convierte, con el paso del tiempo, una fuente inagotable de solidaridad en favor de aquellos que más necesitan y viven al marginados de la sociedad. La realidad social de Egipto ofrece una gran posibilidad de ayudar a aquellos que muchas veces, para algunos, son invisibles y no tienen voz en nuestra sociedad.
LA POBREZA NO TIENE RELIGIÓN
Cada día que pasa estoy más convencido que la pobreza no tiene ni color, ni religión, ni partido político, sino que constriñe a millones de personas a perder lentamente la propia dignidad humana, a estar sujetos a normas de esclavitud laboral, a venderse por un pedazo de pan, que ven como se les cierran las puertas a un trabajo digno, a una dignidad que los demás sí la tenemos.
Los pobres los tenemos en todas partes. También en Egipto donde, lamentablemente, crecen. Están, como repite a menudo el Papa Francisco «en las periferias existenciales».
Caminar junto a los pobres significa ponerse a escucharles sus sufrimientos, sus necesidades, amarles y dejarse amar por ellos sin olvidar, tampoco, que los pobres nos evangelizan desde su simplicidad y su silencio.
EL CARMELO EN EGIPTO CAMINA CON EL PUEBLO
Nosotros, los carmelitas descalzos, somos, como digo a menudo, un grano de arena en el desierto, pero el desierto está hecho de granos de arena que juntos hacen el todo. Nos estamos preparando para la celebración de los 100 años de nuestra presencia en Egipto que lo cumpliremos en el 2026. En estos 100 años de presencia carmelitana, se han puesto en marcha muchísimas iniciativas gracias a los religiosos que han venido a este país desde varias partes del mundo. Nuestra presencia está bien consolidada sea por el estilo de vida, en la escuela de Santa Teresa, así como la difusión de la espiritualidad carmelitana por ejemplo en la Basílica de Santa Teresa del Niño Jesús que tanta ayuda ha recibido desde La Obra Máxima (LOM).
Hay otro proyecto interesante, social, que custodiamos con cariño y dedicación, también con la ayuda de la Orden. Se trata del hospital Santa Teresa. En este hospital seguimos acogiendo, a pesar de muchas dificultades, a miles de enfermos que vienen con alegría porque en este hospital carmelitano encuentran una acogida especial. Gracias al buen trabajo de los religiosos Makul Fara y Jacques Artignan, se han realizado obras para acondicionar mejor los espacios para la atención de los enfermos. Recuerdo, de nuevo, que en este hospital acogemos a todos los que necesitan ayuda. No dejamos a nadie en la calle, ni excluimos a nadie por su condición social o religiosa. Es la casa de todos. ¡Gracias a todos los que ayudáis para que este proyecto siga adelante!.
Sufrimos al ver que muchos enfermos mueren con las recetas en los bolsillos ya que no tienen dinero para comprar las medicinas. No llegamos a ayudar a todos pero tenemos el corazón abierto y seguiremos ofreciendo lo que tenemos, nuestros recursos y nuestro amor.
El Carmelo Teresiano en Egipto sigue en camino, con la Iglesia, con la Orden y con el pueblo. Dios nos ha bendecido con tres nuevos sacerdotes. Es un gran don de Dios que nos permite discernir la apertura de otras presencias carmelitanas de Egipto. Hay jóvenes en proceso de discernimiento vocacional. La sequía vocacional es grande pero nosotros seguimos sembrando para que los hijos de Santa Teresa puedan seguir ofreciendo sus vidas y su espiritualidad a este pueblo de Dios. Oren para que el Señor nos siga bendiciendo con nuevas vocaciones. Siempre agradecido a Dios y a LOM por su gran apoyo y cercanía.