La Obra Máxima
CENTROÁFRICA

ACF Type: textarea

Se abre una escuela agrícola en El Carmelo de Bangui

ACF Type: post_object

«De las espadas forjarán arados... no se adiestrarán para la guerra». Cuando el profeta Isaías anunciaba esta radical reconversión industrial post-bélica, que llevaría por fin la paz para Jerusalén, quizás no habría imaginado que sus palabras serían, en cierto sentido, un anuncio de esperanza y un sueño posible también para la ciudad de Bangui y para toda Centroáfrica.
Zimbabwe

Centroáfrica vive, una vez más, días difíciles. En las últimas semanas, diversos grupos rebeldes, en un intento de desestabilizar el país, impedir las elecciones y, probablemente, llegar a la capital para un enésimo golpe de estado, han sembrado miedo en numerosas ciudades.

Saqueos de oficinas públicas y encuentros armados, estallados como fuegos en la sabana, nos han trasportado como a la casilla de partida, es decir, a la guerra comenzada en 2013 y de la que –bien lo sabemos– aún no habían salido del todo. Milicias armadas, enemigas en un tiempo –Seleká y Anti-balaka– incluso se han aliado para derribar al poder. 

Por el momento no se cuentan muchas víctimas y el elemento confesional, que había caracterizado anteriormente el conflicto, está afortunadamente ausente. Se trata, mucho más simplemente, de una lucha por el poder que ha encontrado el factor desencadenante en la exclusión, entre los candidatos a la presidencia, del ex jefe de estado François Bozizé (sobre el que pende un mandato de arresto internacional), que dejó el poder en 2003 con un golpe de estado y destituido, a su vez, diez años después, con otro golpe de estado. Si la situación no es precipitada es solo gracias al contingente de paz de la ONU y a la presencia de otros militares extranjeros, entre los que hay rusos y ruandeses.

Como se podía imaginar, las elecciones del 27 de diciembre han sido fuertemente perturbadas hasta el final. De hecho, en muchas ciudades y poblados no ha sido posible votar, sea porque el material electoral no había llegado, o porque los electores habían sido amenazados y, presionados por el miedo; han preferido no ir a votar. En algunos casos, los rebeldes incluso se han apoderado de las urnas para luego quemarlas. 

El presidente saliente, Faustin Archange Touadera, ha sido presentado como vencedor, pero el resultado seguramente será contestado. Ante nosotros se abre, por desgracia, un periodo oscuro y que no se resolverá ni fácil ni rápidamente.

Algunos días antes de la votación, habíamos programado acudir a nuestra misión de Bozoum, a 380∑km. al norte de la capital, para abrir las celebraciones del 50º aniversario de nuestra llegada a Centroáfrica y, sobre todo, para la profesión solemne –es decir el empeño definitivo en la Orden– de fray Martial y fray Jeannot-Marie. Comenzamos el viaje muy temprano, pero, cuando estábamos para salir de la ciudad, fuimos informados de la llegada de los rebeldes precisamente a Bozoum. Fue imposible seguir.
Imposible hacer la profesión solemne en Bozoum. Pero qué difícil resultó dar marcha atrás. Nunca había visto a mis hermanos de hábito con tanta rabia y desánimo.

Sin embargo, a pesar del imprevisto cambio de programa, fray Jeannot-Marie me aseguró: «Mi padre, por lo que a nosotros nos afecta, la profesión solemne se puede hacer también esta tarde en las Vísperas». El deseo y la urgencia de mis dos jóvenes hermanos de pronuncias sus votos para siempre a Dios en el Carmelo, aunque en condiciones no previstas y con los rebeldes que podrían llegar de un momento a otro, me edificó y animó a tomar la decisión de que se tuviera la profesión no en Bozoum, sino en Bangui. Toda la comunidad se movilizó, y, el domingo 20 de diciembre, fray Martial y fray Jeannot-Marie se convirtieron en carmelitas descalzos para siempre. 

La profesión solemne es el día que todos los frailes recuerdan como el más hermoso de su propia vida. Un día preparado y esperado por largos años. Desgraciadamente nuestros hermanos, de quienes nos separan cientos de kilómetros y cientos de rebeldes, no han podido reunirse con nosotros. Pero los sentimos igualmente cercanos en un fuerte abrazo de fraternidad y en una invisible barrera de paz de la que el país tiene mas necesidad que nunca.

ACF Type: textarea

Por fortuna muchas pequeñas obras de paz buscan romper un poco de terreno a la guerra y a la pobreza. Una de estas pequeñas obras ha sido abierta en el Carmelo, donde nació, hace ya algunos meses, una pequeña escuela agrícola.

ACF Type: image

Escuela agrícola en El Carmelo

En Centroáfrica el 75% de la población vive de la agricultura contribuyendo al 50% del PIB. Aunque un cuarto de su superficie este formado por tierras cultivables. desgraciadamente solo el 5% está efectivamente cultivado. El país, por otra parte, dispone de buenos recursos hídricos y de un clima favorable. Pero dicho potencial no está adecuadamente aprovechado y solo se practica una agricultura de subsistencia que tiene el inevitable efecto de que el 50% de la población se encuentre en situación de inseguridad de alimentos.

En este contexto es donde ha nacido la Escuela Agrícola Carmel, una pequeña simiente en un gran campo, todo aún por arar y cultivar. En el origen de esta escuela se encuentra un gran sueño del infatigable P. Anastasio Roggero ocd, el fundador de la misión de Bangui, quien desearía ver cada metro cuadrado de Centroáfrica ocupado por un árbol. Los metros cuadrados de Centroáfrica son muchos y por ello ha habido que contentarse con un centenar de hectáreas adquiridas, hace más de 20 años, en las puertas de Bangui. 

En esta gran superficie de terreno, a lo largo de los años, se han creado un gran palmeral con su correspondiente molino de acetite, una granja de ganado vacuno, un gallinero, un rico vivero de plantas tropicales, un gran huerto, una pequeña plantación de piñas, papayas y café…

Sin duda alguna el cuadro ideal para una escuela agrícola que, gracias a una financiación de la Conferencia Episcopal Italiana y la asociación francesa Un pas avec les frères Jaccard, ha sido ultimada el año pasado. En el mes de noviembre la escuela finalmente ha abierto las puertas y casi cuarenta jóvenes –entre los que hay también unas diez chicas– se han inscrito en los cursos. El objetivo de la escuela es el de ofrecer una formación que permita a estos jóvenes el llegar a ser un día pequeños empresarios agrícolas.

Gracias a la ayuda de muchos amigos y a su entusiasmo –a veces más que el nuestro– y gracias sobre todo a la tenacidad de mi hermano de hábito P. Arland, ahora la escuela funciona y todos los días aprendemos a hacerla funcionar mejor.

En 1964 Pablo VI, proclamando a san Benito mensajero de paz y patrono de Europa, afirmaba que los monjes con la cruz, el libro y el arado habían transformado lo que quedaba del Imperio romano anunciando el Evangelio, salvando el patrimonio de la cultura antigua, enseñando el arte del cultivo de la tierra. Los Carmelitas Descalzos, que no son monjes como lo benedictinos, juntos a muchos otros misioneros y religiosos autóctonos, llevan a cabo por Centroáfrica la mima obra que hicieron los monjes en Europa, ofreciendo su pequeña contribución para mejorar lo que queda del Imperio centroafricano de Jean-Bedel Bokassà. Y esto es quizás aún más cierto en el caso del convento del Carmelo de Bangui, la misión en la que vivo desde hace siete años, donde una comunidad de frailes jóvenes de los carmelitas descalzos, viven sus jornadas alternando la oración, el estudio, el anuncio del Evangelio, la acogida, la ayuda a los pobres, el trabajo y, ahora, también una pequeña escuela agrícola.

ACF Type: textarea

La semilla, lanzada humildemente en Bozoum el 16 de diciembre de 1971 por cuatro hermanos de hábito italianos, ya ha llegado a ser un árbol, los primeros frutos ya han madurado y otros están germinando. Y es a estos jóvenes a los que pertenece el desafío y el privilegio de continuar la obra de los primeros misioneros y de escribir – con la cruz, el libro y el arado… al ritmo de los tam-tam– la historia de los próximos cincuenta años del Carmelo en Centroáfrica.

Luego ha llegado la Navidad. La gente, a pesar del miedo que ahora envuelve al país, nos llega, numerosa como siempre, para celebrar con nosotros la Eucaristía que, al fin, se transforma en una explosión de cantos y danzas. También mis hermanos de hábito danzan incansables hasta la noche. En África, todo, menos la guerra, se puede hacer danzando. Y la danza de mis hermanos me parece una súplica, casi un exorcismo, para que el país se vea libre de la guerra y pueda vivir en paz.

Uníos también vosotros a esta súplica y a esta danza para que Centroáfrica pueda conocer lo más pronto posible días de paz.

¿Te ha gustado el artículo? PUEDES COMPARTIRLO

COLABORA CON LOM

Cantidad
Detalles
Pago

Datos del donante

Información adicional


Tu donativo

Importe de la donación 0,00 


E

Otros artículos de la revista

ACF: none

Array ( [post_type] => Array ( [0] => articulos_lom ) [post_status] => publish [posts_per_page] => 20 [meta_query] => Array ( [relation] => AND [0] => Array ( [0] => Array ( [key] => mes+ano_condicion_revista [value] => ) ) [1] => Array ( ) ) [post__not_in] => Array ( [0] => 1317 ) [orderby] => Array ( [meta_value] => ASC ) [meta_key] => articulo_id_orden_en_la_revista )
Lo sentimos no se pueden mostrar artículos
0.015031814575195 seconds
CENTROÁFRICA

ACF Type: textarea

Se abre una escuela agrícola en El Carmelo de Bangui

ACF Type: post_object

«De las espadas forjarán arados... no se adiestrarán para la guerra». Cuando el profeta Isaías anunciaba esta radical reconversión industrial post-bélica, que llevaría por fin la paz para Jerusalén, quizás no habría imaginado que sus palabras serían, en cierto sentido, un anuncio de esperanza y un sueño posible también para la ciudad de Bangui y para toda Centroáfrica.
Zimbabwe

Centroáfrica vive, una vez más, días difíciles. En las últimas semanas, diversos grupos rebeldes, en un intento de desestabilizar el país, impedir las elecciones y, probablemente, llegar a la capital para un enésimo golpe de estado, han sembrado miedo en numerosas ciudades.

Saqueos de oficinas públicas y encuentros armados, estallados como fuegos en la sabana, nos han trasportado como a la casilla de partida, es decir, a la guerra comenzada en 2013 y de la que –bien lo sabemos– aún no habían salido del todo. Milicias armadas, enemigas en un tiempo –Seleká y Anti-balaka– incluso se han aliado para derribar al poder. 

Por el momento no se cuentan muchas víctimas y el elemento confesional, que había caracterizado anteriormente el conflicto, está afortunadamente ausente. Se trata, mucho más simplemente, de una lucha por el poder que ha encontrado el factor desencadenante en la exclusión, entre los candidatos a la presidencia, del ex jefe de estado François Bozizé (sobre el que pende un mandato de arresto internacional), que dejó el poder en 2003 con un golpe de estado y destituido, a su vez, diez años después, con otro golpe de estado. Si la situación no es precipitada es solo gracias al contingente de paz de la ONU y a la presencia de otros militares extranjeros, entre los que hay rusos y ruandeses.

Como se podía imaginar, las elecciones del 27 de diciembre han sido fuertemente perturbadas hasta el final. De hecho, en muchas ciudades y poblados no ha sido posible votar, sea porque el material electoral no había llegado, o porque los electores habían sido amenazados y, presionados por el miedo; han preferido no ir a votar. En algunos casos, los rebeldes incluso se han apoderado de las urnas para luego quemarlas. 

El presidente saliente, Faustin Archange Touadera, ha sido presentado como vencedor, pero el resultado seguramente será contestado. Ante nosotros se abre, por desgracia, un periodo oscuro y que no se resolverá ni fácil ni rápidamente.

Algunos días antes de la votación, habíamos programado acudir a nuestra misión de Bozoum, a 380∑km. al norte de la capital, para abrir las celebraciones del 50º aniversario de nuestra llegada a Centroáfrica y, sobre todo, para la profesión solemne –es decir el empeño definitivo en la Orden– de fray Martial y fray Jeannot-Marie. Comenzamos el viaje muy temprano, pero, cuando estábamos para salir de la ciudad, fuimos informados de la llegada de los rebeldes precisamente a Bozoum. Fue imposible seguir.
Imposible hacer la profesión solemne en Bozoum. Pero qué difícil resultó dar marcha atrás. Nunca había visto a mis hermanos de hábito con tanta rabia y desánimo.

Sin embargo, a pesar del imprevisto cambio de programa, fray Jeannot-Marie me aseguró: «Mi padre, por lo que a nosotros nos afecta, la profesión solemne se puede hacer también esta tarde en las Vísperas». El deseo y la urgencia de mis dos jóvenes hermanos de pronuncias sus votos para siempre a Dios en el Carmelo, aunque en condiciones no previstas y con los rebeldes que podrían llegar de un momento a otro, me edificó y animó a tomar la decisión de que se tuviera la profesión no en Bozoum, sino en Bangui. Toda la comunidad se movilizó, y, el domingo 20 de diciembre, fray Martial y fray Jeannot-Marie se convirtieron en carmelitas descalzos para siempre. 

La profesión solemne es el día que todos los frailes recuerdan como el más hermoso de su propia vida. Un día preparado y esperado por largos años. Desgraciadamente nuestros hermanos, de quienes nos separan cientos de kilómetros y cientos de rebeldes, no han podido reunirse con nosotros. Pero los sentimos igualmente cercanos en un fuerte abrazo de fraternidad y en una invisible barrera de paz de la que el país tiene mas necesidad que nunca.

ACF Type: textarea

Por fortuna muchas pequeñas obras de paz buscan romper un poco de terreno a la guerra y a la pobreza. Una de estas pequeñas obras ha sido abierta en el Carmelo, donde nació, hace ya algunos meses, una pequeña escuela agrícola.

ACF Type: image

Escuela agrícola en El Carmelo

En Centroáfrica el 75% de la población vive de la agricultura contribuyendo al 50% del PIB. Aunque un cuarto de su superficie este formado por tierras cultivables. desgraciadamente solo el 5% está efectivamente cultivado. El país, por otra parte, dispone de buenos recursos hídricos y de un clima favorable. Pero dicho potencial no está adecuadamente aprovechado y solo se practica una agricultura de subsistencia que tiene el inevitable efecto de que el 50% de la población se encuentre en situación de inseguridad de alimentos.

En este contexto es donde ha nacido la Escuela Agrícola Carmel, una pequeña simiente en un gran campo, todo aún por arar y cultivar. En el origen de esta escuela se encuentra un gran sueño del infatigable P. Anastasio Roggero ocd, el fundador de la misión de Bangui, quien desearía ver cada metro cuadrado de Centroáfrica ocupado por un árbol. Los metros cuadrados de Centroáfrica son muchos y por ello ha habido que contentarse con un centenar de hectáreas adquiridas, hace más de 20 años, en las puertas de Bangui. 

En esta gran superficie de terreno, a lo largo de los años, se han creado un gran palmeral con su correspondiente molino de acetite, una granja de ganado vacuno, un gallinero, un rico vivero de plantas tropicales, un gran huerto, una pequeña plantación de piñas, papayas y café…

Sin duda alguna el cuadro ideal para una escuela agrícola que, gracias a una financiación de la Conferencia Episcopal Italiana y la asociación francesa Un pas avec les frères Jaccard, ha sido ultimada el año pasado. En el mes de noviembre la escuela finalmente ha abierto las puertas y casi cuarenta jóvenes –entre los que hay también unas diez chicas– se han inscrito en los cursos. El objetivo de la escuela es el de ofrecer una formación que permita a estos jóvenes el llegar a ser un día pequeños empresarios agrícolas.

Gracias a la ayuda de muchos amigos y a su entusiasmo –a veces más que el nuestro– y gracias sobre todo a la tenacidad de mi hermano de hábito P. Arland, ahora la escuela funciona y todos los días aprendemos a hacerla funcionar mejor.

En 1964 Pablo VI, proclamando a san Benito mensajero de paz y patrono de Europa, afirmaba que los monjes con la cruz, el libro y el arado habían transformado lo que quedaba del Imperio romano anunciando el Evangelio, salvando el patrimonio de la cultura antigua, enseñando el arte del cultivo de la tierra. Los Carmelitas Descalzos, que no son monjes como lo benedictinos, juntos a muchos otros misioneros y religiosos autóctonos, llevan a cabo por Centroáfrica la mima obra que hicieron los monjes en Europa, ofreciendo su pequeña contribución para mejorar lo que queda del Imperio centroafricano de Jean-Bedel Bokassà. Y esto es quizás aún más cierto en el caso del convento del Carmelo de Bangui, la misión en la que vivo desde hace siete años, donde una comunidad de frailes jóvenes de los carmelitas descalzos, viven sus jornadas alternando la oración, el estudio, el anuncio del Evangelio, la acogida, la ayuda a los pobres, el trabajo y, ahora, también una pequeña escuela agrícola.

ACF Type: textarea

La semilla, lanzada humildemente en Bozoum el 16 de diciembre de 1971 por cuatro hermanos de hábito italianos, ya ha llegado a ser un árbol, los primeros frutos ya han madurado y otros están germinando. Y es a estos jóvenes a los que pertenece el desafío y el privilegio de continuar la obra de los primeros misioneros y de escribir – con la cruz, el libro y el arado… al ritmo de los tam-tam– la historia de los próximos cincuenta años del Carmelo en Centroáfrica.

Luego ha llegado la Navidad. La gente, a pesar del miedo que ahora envuelve al país, nos llega, numerosa como siempre, para celebrar con nosotros la Eucaristía que, al fin, se transforma en una explosión de cantos y danzas. También mis hermanos de hábito danzan incansables hasta la noche. En África, todo, menos la guerra, se puede hacer danzando. Y la danza de mis hermanos me parece una súplica, casi un exorcismo, para que el país se vea libre de la guerra y pueda vivir en paz.

Uníos también vosotros a esta súplica y a esta danza para que Centroáfrica pueda conocer lo más pronto posible días de paz.

¿Te ha gustado el artículo? PUEDES COMPARTIRLO

COLABORA CON LOM

Artículo publicado en la revista:

Otros artículos de la revista

ACF: none

Array ( [post_type] => Array ( [0] => articulos_lom ) [post_status] => publish [posts_per_page] => 20 [meta_query] => Array ( [relation] => AND [0] => Array ( [0] => Array ( [key] => mes+ano_condicion_revista [value] => ) ) [1] => Array ( ) ) [post__not_in] => Array ( [0] => 1317 ) [orderby] => Array ( [meta_value] => ASC ) [meta_key] => articulo_id_orden_en_la_revista )
Lo sentimos no se pueden mostrar artículos
0.00055694580078125 seconds

ACF Type: post_object

Más Artículos de Fr. Federico Trinchero ocd

ACF: none

Array ( [post_type] => Array ( [0] => articulos_lom ) [post_status] => publish [posts_per_page] => 50 [meta_query] => Array ( [relation] => AND [0] => Array ( [0] => Array ( [key] => articulo_autor [value] => 1077 ) ) [1] => Array ( [mes+ano_condicion_revista_clause] => Array ( [key] => mes+ano_condicion_revista [compare] => EXISTS [type] => CHAR ) [articulo_ano_clause] => Array ( [key] => articulo_ano [compare] => EXISTS [type] => DECIMAL(10,3) ) ) ) [post__not_in] => Array ( [0] => 1317 ) [orderby] => Array ( [mes+ano_condicion_revista_clause] => DESC [articulo_ano_clause] => DESC ) )

ACF Type: post_object

Norberto-Auto-Mayo-23-1

ACF Type: textarea

Fr. Norberto

Crónica del accidente sufrido por nuestro hermano Fr. Norberto, cuando se acercaba a celebrar la Eucaristía en uno de los...

ACF Type: post_object

cincuentañosdemision 1

ACF Type: textarea

50 años de misión en Centro África

La misión de los frailes Carmelitas Descalzos en Centro África acaba de cumplir cincuenta años. Los cuatro primeros misioneros llegaron...

ACF Type: post_object

ladrillotrasladrillo 1

ACF Type: textarea

Ladrillo tras ladrillo, el nuevo convento crece

El 16 de julio de 2021 nuestra comunidad puso la primera piedra de la construcción de un nuevo convento y...

0.11182403564453 seconds