Era forastero y me recibisteis
Hoy, en nuestro entorno, la lengua divina coincide con el ucraniano. Es la que se escucha en el ex monasterio de las Carmelitas Descalzas, en el centro de Praga, en Hradcany, junto a los gritos de los niños, el olor de la comida ucraniana, pero también la tristeza mezclado, con un poco de alegría.
